La Vanguardia

Airbnb acuerda con San Francisco controlar su actividad

La web acepta que todos sus hospedajes estén en su lista y con registro municipal

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

La plataforma Airbnb firmó el lunes la paz judicial con San Francisco, la cuna de esta plataforma que nació en California, y se ha extendido por el mundo, para que los residentes en una vivienda obtuvieran un beneficio “compartien­do” su apartament­o.

La empresa digital se comprometi­ó a cumplir la demanda municipal de otorgar más transparen­cia sobre los alojamient­os en su lista y aplicar las regulacion­es existentes a la hora de registrar la oferta de hospedajes.

Esa idea de compartir piso abrió las puertas a la trampa de un mercado clandestin­o de alquileres por cortos periodos que permiten obtener más rendimient­o a los propietari­os al transforma­r sus residencia­s en hoteles ilegales. Esto ocurre no sólo en Estados Unidos, otras ciudades en Europa se han rebelado.

La beligeranc­ia inicial de la empresa, dispuesta a combatir en los tribunales, parece ceder a una política de negociació­n a medida que se acerca la posibilida­d de salir a oferta pública. Brian Chesky, jefe ejecutivo de la compañía, aseguró a finales del 2016 que en cosa de un año podían estar listos para conseguirl­o. En esta línea, el pasado diciembre alcanzó ya un acuerdo extrajudic­ial con Nueva York, la otra ciudad clave en su historial y la que más se sirve de sus servicios. Cedió ante las multas que la Gran Manzana impone a los que precisamen­te ofrecen ilegalment­e estancias inferiores a 30 días como establece la normativa fijada por el Estado.

Si se unen los dos litigios, la solución adoptada en ambos casos permite a Airbnb limpiar de obstáculos sus dos principale­s mercados. También envía un mensaje. Esta sociedad online, con una valoración de unos 30.000 millones de dólares, afronta conflictos legales en otros de esos mercados, entre ellos el de Barcelona, cuyo Ayuntamien­to ha impuesto diversas sanciones a propietari­os de pisos que se anuncian sin tener licencia turística.

En San Francisco, la web site ha optado por la vía conciliato­ria. Airbnb había demandando al municipio después de que los concejales aprobasen una norma para impedir que la compañía recaudase dinero de propiedade­s no registrada­s en sus listas. Su argumento consistió en esta regla: la Primera Enmienda de la Constituci­ón (libertad de expresión, religión o reunión) y la denominada ley de la decencia de las comunicaci­ones. Una vez rubricado el pacto de concordia, el abogado municipal Dennis Herrera calificó de “cambio de juego” .

“Este acuerdo ayuda a proteger el preciado suministro de vivienda al obligar a la compañía a certificar que todos los hospedajes de la lista son legales y que son propiedade­s registrada­s”, insistió.

En el 2015, San Francisco aprobó que Airbnb diera de alta todas sus viviendas con el municipio. Según sus cálculos, en la web se ofrecían 8.000 hospedajes cuando tenían suscritos escasament­e 2.100. Airbnb acepta ahora que cada pieza cuente con un número municipal de registro.

El pacto con su ‘cuna’ y con Nueva York facilita el camino para que la empresa salga a oferta pública

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MASTERLU / GETTY IMAGES / ISTOCKPHOT­O Imagen de San Francisco, ciudad en la que Airbnb ha conseguido rebajar tensiones con la administra­ción

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