Milicias y vendedores de banderas
En la frontera de las dos marchas, una veintena de motociclistas esperaban con los motores encendidos. Eran los “colectivos revolucionarios”, que, según la oposición, van armados y son responsables de algunos de la treintena de muertos ocurridos en la última ola de protestas. Pero cuando uno se acerca, hasta los malos en Caracas son entrañables. “Queremos la patria libre. Dicen en España que no hay libertad en Venezuela, pero en España meten presos a los periodistas que dicen la verdad. Aquí no, aquí todo el mundo hace lo que le da la gana”, asegura Ismael Fernando Serrano, residente cincuentón de Cupira, en el estado de Miranda, mientras calienta el motor de su Kawasaki. Luego arrancó a la vez que los demás milicianos motorizados, que tenían toda la pinta de querer evitar que los de la oposición hicieran lo que les diera la gana. ¿Adónde van? “Seguimos nuestro recorrido por la patria de Bolívar”, responde antes de acelerar con un rugido ensordecedor. Fue un momento inolvidable. Pero la mejor viñeta del día del Trabajo de 2017 en Caracas era un puesto de banderas y camisetas montado por donde pasaba la protesta de la oposición en el distrito de alto standing El Chacao. “Antes también íbamos a las marchas chavistas, pero ya no. Estos días nadie compra nada”, dice Jefferson Duran, de 24 años, que había venido desde el lejano barrio de Antimonio. “Los de la oposición sí compran porque tienen más capital”, añade. “Pero si no es eso –le rebate Deryk Yañez, su ayudante–. Lo que pasa es que en las manifestaciones chavistas se reparten las banderas gratuitamente”.