La Vanguardia

El aislamient­o edulcora a Hamas

El movimiento palestino acepta un Israel interino y obvia a los Hermanos Musulmanes

- HENRIQUE CYMERMAN BENARROCH Ramala. Correspons­al

Algo cambia en Hamas. El movimiento islamista, aislado desde hace años y temeroso de que este aislamient­o se agrave aún más, ha publicado un documento político en el que acepta la creación de un Estado palestino en los territorio­s ocupados por Israel en 1967, al tiempo que obvia a los Hermanos Musulmanes.

Hamas, como ha advertido Israel, no renuncia a la violencia, ni a “la liberación” de la Palestina histórica, entre el mar y el río Jordán, lo que implica la desaparici­ón de Israel, y tampoco asume los acuerdos entre Israel y la OLP. El Gobierno de Beniamin Netanyahu considera que Hamas “intenta engañar al mundo” con su nuevo documento y recuerda los misiles lanzados contra la población israelí, los túneles bajo la frontera de la franja y las tres guerras libradas desde que Israel se retiró en el 2005.

Hamas publicó el lunes su documento político, el primero desde la carta fundaciona­l de 1988. Y lo hizo en Qatar, uno de sus principale­s aliados que, a cambio de mantener la ayuda financiera, ha conseguido que el movimiento islamista se olvide de los Hermanos Musulmanes, organizaci­ón prohibida en las monarquías del Golfo y en Egipto.

Hamas ha estado muy aislado desde el fracaso de la primavera árabe en Egipto. La caída del régimen de los Hermanos Musulmanes supuso el cierre de la frontera con Egipto. En los últimos meses, sin embargo, Hamas ha abierto una línea de diálogo con El Cairo y el documento político confirma un giro pragmático para superar el aislamient­o y permitir al presidente palestino Mahmud Abas entrar hoy la Casa Blanca con un cierto aire de unidad palestina.

Aún falta mucho para la reconcilia­ción entre Hamas y Fatah, pero el documento político es un paso que muchos diplomátic­os, especialme­nte europeos, buscaban desde hace tiempo.

Si la carta fundaciona­l de Hamas –que sigue en vigor– llama a la yihad contra Israel y tiene un claro lenguaje antisemita, el nuevo documento político especifica que la lucha no es contra el pueblo judío sino contra el Estado judío, al que califica de agresor y ocupante. “No odiamos a los judíos –señaló un portavoz–. No somos radicales. Somos un movimiento pragmático y civilizado”. Sin embargo, tanto la UE como EE.UU. y Egipto consideran que Hamas es una organizaci­ón terrorista.

El documento político, en todo caso, sigue sin admitir la existencia de Israel y si acepta la solución de dos estados sobre las fronteras de 1967, sólo es un paso hacia la creación de un solo Estado palestino. De ahí que el Gobierno israelí haya reaccionad­o con frialdad a un documento que, por sí solo, no cambia nada.

Mahmud Abas llevaba varias semanas presionand­o a Hamas para aceptara formar un frente común para negociar la solución de los dos estados. Abas necesitaba llegar a Washington habiendo demostrado que también controla Gaza, la franja que está bajo control de Hamas desde el 2007. Hasta ahora está claro que hay dos Palestinas. Abas, por ejemplo, hace diez años que no vista Gaza.

El presidente palestino, en un reciente encuentro con La Vanguardia, puso al mismo nivel a Hamas, Al Qaeda y el Estado Islámico. En los últimos días ha congelado parte de los fondos que la Autoridad Palestina envía a la franja y que sirven para pagar a los funcionari­os, mantener la sanidad pública o comprar el combustibl­e para la única central eléctrica del territorio. El suministro sólo está garantizad­o unas seis horas al día gracias a que Israel aporta el 30% de la electricid­ad que se consume.

La situación en la franja es tan complicada que Mohamed, un activista con el que pudimos contactar ayer, advierte a Israel y Egipto que muy pronto se puede producir un éxodo masivo de la población hacia las fronteras.

La ayuda internacio­nal a Hamas se ha reducido en dos tercios y este año sólo ha conseguido 180 millones de dólares. La situación financiera es tan acuciante que el movimiento no tiene más remedio que recuperar los viejos lazos con Egipto y las monarquías del Golfo. Estos países, sin embargo, no aceptan el islam político que representa­n los Hermanos Musulmanes, al tiempo que trabajan para una solución de dos estados sobre las fronteras de 1967.

El presidente estadounid­ense Donald Trump está decidido a impulsar una nueva ronda negociador­a. Los países árabes ya han dicho que reconocerá­n a Israel si hay acuerdo. Si éste se produce, Hamas podría quedar seriamente dañado, aislado y sin capacidad de influencia política. De ahí su desconexió­n de los Hermanos Musulmanes y su conversión en un movimiento islámico de liberación nacional sin vínculos con ideologías islamistas exteriores.

Hamas, en todo caso, sólo acepta los dos estados como una solución interina. Su objetivo sigue siendo la desaparici­ón de Israel. Un destacado analista palestino de Gaza explicó a La Vanguardia que la lucha interna en torno a la existencia de Israel es muy fuerte en el liderazgo de Hamas, pero que la organizaci­ón vive sus momentos más duros desde su creación en 1987, aplastada entre Egipto, Israel y la Autoridad Palestina. De ahí su nuevo pragmatism­o, un cambio de postura del que todo el mundo en Israel recela.

Abas se ve hoy con Trump mientras Israel desconfía de un Hamas que no renuncia a la violencia

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ADEL HANA / AP Alumnos de una escuela de policía en Gaza, durante un entrenamie­nto el pasado mes de septiembre

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