Cifuentes trata de abrir una etapa en Madrid al margen de la corrupción
La presidenta se presenta con la cabeza alta como ejemplo de honestidad
El día de la Comunidad de Madrid se celebró este año en la sede del Gobierno regional, en la madrileña Puerta del Sol, con la sombra de la corrupción sobrevolando el patio acristalado donde la presidenta madrileña, Cristina Cifuentes, ejerció de anfitriona de uno de los Dos de Mayo más difíciles para la región, con su anterior presidente, Ignacio González, en la cárcel, y la anterior, Esperanza Aguirre, dimitida de sus cargos en el Ayuntamiento de Madrid, por culpa in
vigilando del que fue muchos años su vicepresidente.
Cifuentes era consciente de que no podía pasar por alto estos sucesos que han convulsionado a la Comunidad de Madrid y, como la mejor defensa es un ataque, agarró el toro por los cuernos y en su primer discurso del día, el de entrega de las medallas de oro de la Comunidad, que por segundo año había negado a Ignacio González, habló de corrupción.
“Están pasando muchas cosas, que nos avergüenzan, que todos condenamos, y a las que debemos hacer frente”, dijo la presidenta de la Comunidad de Madrid, que fue contundente: “El tiempo de los corruptos ha llegado a su fin en la Comunidad de Madrid”.
Porque Cifuentes, con su actitud y determinación de llevar a la Fiscalía los comportamientos que considere irregulares, piensa que puede hablar de corrupción y hacerlo con la cabeza alta y hablar de “honestidad”, “compromiso” y “esfuerzo”, como “antídoto frente a las conductas que vulneran la ley”.
Y ayer lo hizo reafirmando su “compromiso ético” y la defensa de la legalidad, “por encima de siglas e ideologías”. Y por eso Cifuentes, que también es presidenta del PP madrileño, insistió: “Que a nadie le quepa la más mínima duda de que, aun con todas las dificultades, riesgos y sinsabores que tenemos que afrontar, vamos a seguir liderando el camino de regeneración democrática iniciado, porque la corrupción es incompatible con la democracia”.
Toda una declaración de intenciones en la que se siente apoyada por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ausente ayer en la celebración del día de la Comunidad, pero con a presencia intencionada de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, que, sin embargo, trató de pasar desapercibida y dejar en manos de la presidenta madrileña, para bien o para mal, el protagonismo de ese día festivo.
Ausencia también de Podemos en los actos de la Comunidad, y de los candidatos socialistas, que delegaron en sus portavoces locales su representación. Y presencia del presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, que ve la situación económica consolidada y da por hecha la aprobación de los presupuestos, pero que si ve algún problema en el horizonte político tiene que ver con la corrupción y la acumulación de casos pendientes de juicio, que todavía no se sabe hasta dónde y hasta quién puede salpicar. Se trata de una situación que el líder de Ciudadanos no cree que tenga que influir en la decisión de su partido de apoyar o no las cuentas del Estado u otras iniciativas económicas que puedan ponerse encima de la mesa.
De hecho, Rivera considera que su empeño en la regeneración democrática es lo que permite que los responsables del PP estén poniendo medidas de lucha contra la corrupción o destapar casos que hayan podido darse, como está ocurriendo en la Comunidad de Madrid, en otros momentos políticos. Pero ahora más que nunca, el presidente de Cs no está dispuesto a ceder un ápice en los asuntos que sobre el combate contra la corrupción ha exigido con anterioridad, y con más razón ahora. Acabar con el aforamiento de los cargos públicos, y separar la Fiscalía del Gobierno, y que sea una cuestión del Parlamento, con una mayoría reforzada, es el planteamiento que Ciudadanos llevará al Congreso.
Cs considera que los escándalos no tienen por qué interferir en su apoyo económico al Gobierno de Rajoy