Impuestos... ¿y qué más?
Expertos piden una estrategia contra la obesidad y por una alimentación saludable
Sí a gravar los alimentos que se han demostrado que contienen sustancias que son perjudiciales para la salud. Pero no hay que engañarse, esa medida por sí sola no hará que la población los consuma mucho menos. Cualquier medida que se adopte en materia de salud pública (aunque esta tiene un sesgo recaudatorio casi exclusivamente) no es efectiva por sí sola. Es preciso establecer una estrategia amplia de concienciación, sobre todo dirigida a la población infantil, acompañada de otras como la reducción de los precios de las verduras, las frutas, los cereales o las legumbres.
De esta manera responden las sociedades científicas que aglutinan a nutricionistas, dietistas y endocrinos, así como la Sociedad Española de Salud Pública (Sespas), al impuesto sobre las bebidas azucaradas, en vigor en Catalunya desde el 1 de mayo, y recuerdan, además, que en contra de lo que muchos ciudadanos han entendido, este gravamen va más allá de la famosa Coca-Cola o Fanta. Las bebidas afectadas son todos aquellos refrescos o sodas, bebidas de néctar de frutas, bebidas deportivas, bebidas de té y café, bebidas energéticas, leches endulzadas, bebidas alternativas de la leche, batidos y bebidas de leche con zumo de fruta, bebidas vegetales y aguas saborizadas que contengan más de 5 gramos por cada 100 mililitros (entre 5 y 8 gramos se les impone un impuesto de 0,08 céntimos por litro y si es más de 8 gramos, 0,12 céntimos por litro).
Los expertos apuestan claramente por seguir la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que aboga precisamente por imponer un impuesto a las bebidas azucaradas para reducir la prevalencia de la obesidad, la diabetes de tipo 2 y la caries dental. La OMS, tras efectuar once revisiones a estudios científicos sobre la eficacia de las políticas fiscales para mejorar la alimentación, apuesta por incrementar el precio hasta un 20% porque ese incremento sí es lo suficientemente disuasorio para el público. De hecho, señala que aumentar el precio en ese porcentaje supone una reducción de un 20% en su consumo.
Pero la OMS no se queda sólo en esa recomendación, sino que pide “subvenciones a las frutas y las hortalizas frescas que permitan reducir los precios de un 10% a un 30% para aumentar la ingesta de estos productos” y utilizar el dinero que se obtiene de esos impuestos (unos 38 millones, según la Generalitat; y 200 millones si finalmente el Ministerio de Hacienda lo aplica a todo el territorio tal y como anunció el pasado mes de diciembre, aunque parece haber caído en el olvido) para “aplicar medidas que mejoren los sistemas de salud, pro-
Los especialistas proponen abaratar frutas, verduras y cereales, y educar más
Los refrescos, la bebida más consumida por los adolescentes; los zumos, la de los niños