La ley de Cristiano
Un nuevo ‘hat-trick’ del portugués deja al Madrid muy cerca de Cardiff
El Madrid mandó con mucha más claridad de la esperada en el primer asalto en una eliminatoria que se preveía muy igualada y que el Madrid dejó ayer, si no sentenciada, muy cerca de estarlo. El Madrid interpretó mucho mejor el partido que le convenía y fue mejor en todo, hasta en firmeza defensiva. El Atlético tuvo muy poco del bravo Atlético del Cholo. Durante muchos minutos pareció retrotraerse a sus peores épocas, cuando no podía competir con el vecino y el Madrid buscaba rival para un derbi decente.
De haber estado el Madrid un poco más fino en el remate el Atlético se hubiera llevado una soberana paliza. El equipo blanco tardó en sentenciar por un problema que viene padeciendo estos últimos meses: la falta de finura en el remate. Si antes se le caían los goles de los bolsillos, ahora necesita incrementar de forma notable su producción de disparos para sacarle partido. No hubo sorpresas en los onces. Isco se quedó con el puesto de Bale para actuar como enganche y Lucas Hernández ocupó el lateral derecho, donde se defendió bastante bien de las acometidas de Marcelo, que le buscó una y otra vez. El francés fue de lo más destacado de un equipo en el que casi todos estuvieron bastante por debajo de su nivel habitual.
El partido cobró pronto ventaja para el Madrid, que se adelantó a los nueve minutos en otra jugada no exenta de polémica porque en la acción inicial hubo un fuera de juego de Cristiano que no cobró el árbitro inglés, Atkinson. La acción derivó en un nuevo centro, esta vez de Casemiro y un cabezazo inapelable de Cristiano, que en la Champions siempre moja. Ya fue decisivo en los cuartos de final ante el Bayern. Anoche volvió a marcar por triplicado.
El gol encajado no le sentó nada bien al Atlético. Tardó en metabolizarlo y eso propició que el Madrid le encerrara en su área y buscara el segundo con ahinco. Lo tuvo en otro cabezazo de Varane, pero esta vez la réplica de Oblak fue espléndida. Luego llegaría un remate de tijera de Benzema, de nuevo en su versión melancólica, que salió pocos centímetros por encima del larguero.
Ante el dominio del balón de los blancos el Atlético tuvo muy poca respuesta. Con Koke muy descentrado –se ganó una amarilla enseguida– los de Simeone sólo tuvieron una ocasión en el primer tiempo, pero fue muy clara. Un fallo de Varane provocó que Gameiro enfilara hacia Keylor Navas, que le retó en el mano a mano. El francés es especialista, pero el costarricense le ganó la partida y el peligro se esfumó.
La primera parte terminó con una mala noticia para los blancos, Carvajal tuvo un problema muscular y tuvo que retirarse a los vestuarios. Nacho calentó en el intermedio y salió de inicio en el segundo acto en su condición de multiusos oficial de la defensa. De hecho, en el Castilla jugaba casi siempre de lateral.
La segunda parte nació más contenida en el juego. El Atlético adelantó líneas pero no tenía su día. Simeone movió el árbol con los cambios de Torres por Gameiro y Gaitán por Saúl, pero ni así. El Madrid defendía bien. Nacho tapaba su zona perfectamente y el partido entró en una fase de abulia. El Atlético quería, pero no podía y el Madrid buscaba su momento para meter la puntilla.
El momento clave llegó mediado el segundo acto. En una de las contras blancas el balón le llegó a Benzema, que consiguió controlarlo de espaldas y cederlo a Cristiano, que lo clavó por la escuadra de Oblak de una volea.
Estalló de alegría el Bernabeu, que a partir de ahí vio la eliminatoria ganada y se dedicó por una vez a disfrutar. Tanto ha sufrido este año. El Atlético perdió la cabeza agobiado por el resultado. Se destempló más si cabe y empezó a conceder grandes espacios. Entraron Asensio y Lucas y comenzaron las ocasiones. Cristiano, ya de depredador de área, cazó el tercero para desconsuelo colchonero. Necesitará el Atlético una hazaña en el Calderón. Por lo visto ayer , parece poco probable.
El malagueño jugó en lugar de Bale y rindió a gran nivel en un Madrid sin apenas fisuras Con Griezmann apagado, el mejor de un pobre Atlético fue el joven francés Lucas Herández