El 2 de mayo de Simeone
El Madrid impuso juego y miedo escénico ante un Atlético tembloroso, acobardado y sin carácter
Decidme qué se siente. Ese era el mensaje de la afición del Madrid dedicado a los jugadores del Atlético. Al lado, las palabras Milán y Lisboa y el dibujo del trofeo de la Copa de Europa, en referencia a las finales del 2014 y el 2016 que los blancos les birlaron a los colchoneros. Sabido es que en el Bernabeu no se están para lindezas y que si pueden acoquinar al rival antes de empezar, mejor. Ayer lo hicieron, pues los de Diego Simeone jugaron con cobardía desde el principio.
Nada de More than a club, lema con el que el Barça intentó remontar contra el Juventus, o de Tots amb l’equip, eslogan del día en que los barcelonistas sometieron al PSG. Eso son frases inocentes para lo que se estila en Chamartín, donde se llegó a colgar una pancarta de homenaje al dedo que Mourinho le metió en el ojo al fallecido Tito Vilanova. Prefieren consignas que bordeen la ofensa, porque molesto se sintió el Atlético al conocer el contenido que mostraría la hinchada blanca. Era 2 de mayo, otro distinto al de hace ocho años, cuando el Barça asaltó el santuario madridista y firmó un 2-6 eterno. Pero ayer el 2 de mayo fue el de Simeone, con su equipo fusilado deportivamente y él impotente en la banda. En un día tan castizo, uno de los más madrileños junto a San Isidro, el Madrid se abrazó con eficacia a aquella frase de Jorge Valdano, la del miedo escénico, porque el levantamiento atlético no se produjo. Aquí el único que se alzó fue Cristiano ante un contrario mucho más manso y tembloroso que de costumbre. El Atlético fue débil donde era fuerte, en el carácter, la brega y la contundencia defensiva. Una calamidad que huele a final de época, la del Cholo en el club. Si ya pensó en marcharse tras la final de 2016 ahora el día de cerrar su época está más cerca.
Aquí no hubo minutos de tanteo, ni estudio del adversario, ni esperar a ver qué pasa. Lo que ocurrió fue una avalancha culminada con el primer tanto. Se le puede discutir casi todo, desde el juego hasta las formas, pero cuando se trata de rematar pocos como Cristiano, que ya le endosó cinco al Bayern, y que ayer se regaló otros tres para gritar que quiere un nuevo Balón de Oro, el quinto, con lo que empataría con Messi. El gol que supuso anoche el 1-0 pudo no subir al marcador de haber apreciado el colegiado el fuera de juego del portugués en el inicio de la acción. El inglés Mister Atkinson tampoco vio una agresión con el antebrazo de Sergio Ramos sobre Lucas Hernández. Es más fácil aplicar aquello del “sigan, sigan” pero no hay nada que decir ante el segundo y el tercer gol del 7 madridista, un líder repleto de ambición que lleva 400 vestido de blanco.
Todos los fantasmas del Atlético,
FANTASMAS BIEN PRESENTES
‘Decidme qué se siente’, le recordó la afición blanca al Atlético en referencia a las finales del 2014 y el 2016
que llevaba 15 partidos a domicilio sin perder, danzando sobre el césped. El 10 de mayo, fecha del partido de vuelta, se celebra el santo Job, que si por algo se le conoce es por su paciencia. Aunque más que eso lo que necesitará el Atlético es un milagro y el carácter que no tuvo ayer. Lleva toda la vida esperando para apear al Madrid en la Copa de Europa y para ganar el torneo. Más cerca de ser el primero en repetir título desde que la Champions se llama así está el conjunto de Zidane, al que el viento sopla a favor. Si quiere puede hasta rotar en el Calderón para intentar cerrar la Liga.