La élite europea no falla
Anoche quedó definitivamente definida la final four de la Euroliga de baloncesto, que se disputará el 19 y el 21 de este mes en Estambul con un cuadro idéntico al de hace dos años en Madrid. El Olympiacos venció en el quinto partido del playoff al Anadolu Efes y se unió a los tres ya clasificados: el CSKA de Moscú, actual campeón, que será el rival de los griegos en una de las semifinales; el Fenerbahçe, subcampeón hace un año, y el Real Madrid. Estos tres últimos equipos eran los grandes favoritos al comienzo de la temporada, lo que significa que la profunda modificación del sistema de competición, que dejó muy pronto sin opciones de entrar en los playoffs a algunos de los grandes clásicos (Barcelona y Maccabi Tel Aviv fueron respectivamente undécimo y decimocuarto entre los dieciséis participantes), respetó en cambio la previsible superioridad de lo más distinguido de la élite europea. Y de uno de ellos tres debería ser el título, sin olvidar que el Olympiacos ya lo hizo suyo, sin ser favorito, en el 2012 y el 2013, de la mano de Spanoulis y Printezis, que continúan siendo sus mejores elementos. El primero, tirando últimamente muchos más triples que de dos.
Los dos protagonistas de la última final resolvieron su serie con un 3-0. Más meritorio lo del Fenerbahçe, pues su deficiente primera fase (quinto, con 12 derrotas en 30 partidos) le condenaba a tener desventaja de pista ante el Panathinaikos de Xavi Pascual. Su éxito ahora tiene dos razones fundamentales: primero, la defensa; después, los triples. Casi diez puntos menos encajados por partido en el playoff respecto a la fase anterior: 64,7 por 74,4. Y un 52% de acierto en los 6,75 m, desde donde Bogdan Bogdanovic, que ha pasado de 14,5 a 19,3 puntos, ha lanzado más veces que de dos, en ambos casos con envidiable efectividad: 60 y 62%. ¿Lo tendría todo calculado el viejo zorro Obradovic?
Muchas más dudas ha dejado el CSKA. No ya porque el Baskonia tuviera opciones de ganar los tres partidos, resueltos por 8, 2 y 2 puntos de diferencia, sino porque los árbitros perjudicaron gravemente a los alaveses. Entre los dos partidos de Moscú concedieron 60 tiros libres a los rusos (22 más que a su rival) y en los últimos segundos del tercero no pitaron una falta muy clara de Kurbanov a Larkin cuando lanzaba un triple decisivo… que los colegiados, por cierto, señalaron erróneamente como tiro de dos puntos, pues no levantaron el brazo. Esas decisiones contribuyeron a hacer inútil el buen papel de los hombres altos del equipo vasco, que atestigua el patente desequilibrio del CSKA a favor del juego exterior, esta vez con Teodosic (17 puntos, 5,7 asistencias) claramente por encima de De Colo (14 p, 3 a), con el crecimiento de Higgins como añadido (13,7 p con 11/21 triples).
También el Real Madrid cumplió con lo esperado. Por su clasificación y por su irregularidad, que le hace menos fiable. Perdió un partido en su pista y ganó los dos en la del Darusssafaka. Llull volvió a ser el mejor (18,5 p, 5,8 a), con Ayón (sí, aquel cuya opción rechazó el Barça) aportando mucho en todos los terrenos: 14 p con un 78% en el tiro, 7,3 r y 3 a. El 53% de Carroll en triples, la defensa de Taylor y Rudy Fernández, la mejoría de Thompkins, buenos momentos de Doncic y Hunter… Sí, es obvio que Pablo Laso dispone de muchas soluciones. Pero el éxito definitivo exigirá seguramente un plus en defensa: encajar 78,5 puntos por partido obliga a un gran acierto permanente en ataque.
Fenerbahçe, CSKA y Real Madrid eran los grandes favoritos al comienzo del torneo