Tendencia al alza y controversia en la Part Alta
El fenómeno de los pisos turísticos ha aterrizado, según todos los indicios para quedarse, en la Part Alta de Tarragona, su casco antiguo, donde se concentra gran parte del patrimonio romano, escaparate perfecto y gran reclamo. La tendencia es nueva, con poco recorrido, como lo demuestra que hace apenas medio año nació la entidad que representa sus intereses, Tarragona d’Apartaments Turístics i Hostels (TAATH). Sus promotores defienden un crecimiento sostenible, sin traumas, de forma legal, y aseguran que la convivencia entre vecinos y turistas es posible.
Según los datos de los que dispone esta asociación, en la capital tarraconense hay unos 400 pisos turísticos, la mayoría situados en la Part Alta, en la Rambla y junto a las playas, en Llevant. Hace tres años había registrados poco más de un centenar. Su auge genera tensiones, especialmente en el casco antiguo, donde los vecinos han creado la plataforma Farts de Soroll para denunciar un exceso de ruido por las noches que atribuyen en buena parte al fenómeno del piso turístico. Para la entidad se está fomentando así el modelo de “ciudad escaparate”. L’Associació de Veïns de la Catedral, en el casco antiguo, alertan también del incremento desmedido y piden más control para evitar que se pierda calidad de vida en el barrio.
Otro escenario es el que se vive en la Costa Daurada, donde conviven desde hace décadas hoteles y apartamentos turísticos. Aquí los esfuerzos de la administración se centran en perseguir la competencia ilegal, que copa más de la mitad de la oferta. Sólo en Salou hay más de 4.000 viviendas turísticas registradas.