La Vanguardia

Ampliación de las bases

Pedro Sánchez propone construir una “nueva alianza progresist­a” que vaya más allá del PSOE.

- JUAN CARLOS MERINO Madrid

La campaña electoral de las primarias del PSOE arranca hoy oficialmen­te, y lo hace entre insultos y en un clima de enorme crispación interna. Tras el golpe de efecto de Pedro Sánchez en la recogida de avales, al demostrar que pisa los talones a Susana Díaz, las tensiones se han disparado. “La veo muy nerviosa”, aseguró ayer Sánchez.

Algunos de los afines de Sánchez, no obstante, se han mostrado “envalenton­ados” por los avales cosechados, y han elevado notablemen­te el tono de las críticas a Díaz y la gestora de Ferraz. Así, el líder provincial de Valencia, José Luis Ábalos, criticó que el plan para “cargarse” a Sánchez y “colocar” a Díaz al frente del PSOE se acometió “a las órdenes de Rajoy”. Y el alcalde de la localidad murciana de Calasparra, José Vélez, acusó a la gestora de Ferraz de “prácticas mafiosas” y a Díaz de “ponerse de rodillas ante Rajoy”.

Dirigentes de peso afines a Díaz, como Eduardo Madina y Elena Valenciano, salieron en tromba para exigir la “inmediata desautoriz­ación de estas barbaridad­es” por parte de Sánchez. “No se puede aspirar a ser secretario general del PSOE y permitir que en tus mítines se insulte a compañeros”, reprochó Verónica Pérez. Y la propia Susana Díaz reclamó desterrar “el odio y el rencor” del PSOE. Pero Sánchez eludió ayer la cuestión, pese a defender una campaña “de guante blanco”. Uno de los coordinado­res de su campaña, el sevillano Alfonso Gómez de Celis, sí recetó “rebajar la tensión”. “Debemos bajar el diapasón, todos debemos serenarnos”, insistió. “Nuestro adversario es el PP, ni Susana Díaz ni Patxi López, que son compañeros”, subrayó. Pero también recordó que Miguel Ángel Heredia –mano derecha de Díaz en el Congreso– tachó de “hija de puta” a la diputada Margarita Robles, afín a Sánchez, “y sigue siendo secretario general del grupo parlamenta­rio socialista”. O que Madina comparó la candidatur­a de Sánchez con la de Marine Le Pen. “¡Eso es inadmisibl­e!”, clamó Gómez de Celis.

Inmediatam­ente después, la aragonesa Pilar Alegría, del equipo de Díaz, reclamó una rectificac­ión: “Me preocupan mucho las declaracio­nes de estos teloneros, sus difamacion­es y barbaridad­es, pero aún más el silencio cómplice de su candidato, que tendría que desautoriz­arlos públicamen­te”. Micaela Navarro lo corroboró: “¡Hay cosas propias de un calentamie­nto de boca que ni se pueden justificar ni se pueden permitir!”.

El exministro Josep Borrell, que ahora es un firme respaldo de Sánchez, irrumpió también en el debate interno, con ocasión de la presentaci­ón de su libro Los idus de octubre (Catarata). Y reclamó que las estructura­s orgánicas del partido permitan a los militantes votar en libertad en las primarias del 21 de mayo. “Es el momento de los afiliados del PSOE, déjenles que voten en libertad”, exigió. Y de nuevo salió al quite Elena Valenciano, quien respaldó al exministro en las primarias que ganó en 1998 frente a Joaquín Almunia: “Borrell fue un gran candidato con quien trabajé desde el minuto 1. Que afirme que los militantes no votan libremente es un error que lamento”. Es más, la exvicesecr­etaria general del PSOE zanjó que “clasificar a los militantes entre los que votan libremente –a Sánchez– y los que votan condiciona­dos –y no apoyan a Sánchez– es irrespetuo­so y falso”.

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JAVIER BLASCO / EFE La presidenta andaluza y candidata a secretaria general del PSOE, Susana Díaz, en una comida mitin en Tierz (Huesca) el pasado domingo

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