La Vanguardia

Bruselas aguarda el revulsivo de la agenda reformista de Macron

Juncker le pide “un gesto hacia los demás” a cambio de flexibilid­ad en el déficit

- BEATRIZ NAVARRO Bruselas. Correspons­al

La victoria de Emmanuel Macron en las elecciones presidenci­ales del domingo en Francia ya fue, de por sí, música celestial a oídos de las capitales europeas y las institucio­nes comunitari­as. Macron era el candidato favorito por excelencia, un evangelist­a convencido de la causa europea. Verlo caminar por la explanada del Louvre para tomar la palabra ante miles de franceses con el himno europeo de fondo, La oda

a la alegría de Beethoven, era más de lo que muchos se habían atrevido a soñar tras un 2016 horribilis.

La potente imagen de apertura al mundo que dio Macron se quiere ver no sólo como el símbolo de la más trascenden­tal de las elecciones presidenci­ales francesas sino como la primera estampa de una nueva etapa para toda la Unión Europea. El 2017 apunta a un cambio de tenespecíf­ico dencia, afirman en Bruselas, con el freno a Geert Wilders en Holanda, el rechazo a la ultraderec­ha en las elecciones regionales finlandesa­s o el rechazo al repliegue nacionalis­ta y antieurope­o de Marine Le Pen. “La gente ha visto que el Brexit o la victoria de Donald Trump no son necesariam­ente la respuesta adecuada a los problemas”, concluye un alto cargo comunitari­o.

Bruselas ve en la agenda reformista­s de Macron el revulsivo que el proyecto europeo necesita para salir del marasmo en que ha quedado sumido desde la crisis del euro por las discrepanc­ias entre Francia y Alemania sobre cómo reparar la unión económica y monetaria. El deseo de Berlín de hacer más en el terreno de la defensa y la seguridad en el contexto del Brexit y el desinterés de Trump por la OTAN puede dar contrapart­idas para negociar con París avances en otros ámbitos.

La creación de un presupuest­o para la zona euro para repartir la factura de la crisis entre unos países y otros, como se hace entre regiones a escala nacional, el nombramien­to de un ministro de Finanzas común o la emisión de eurobonos son algunas de las ambiciosas ideas –muchas, anatema en Berlín– que Macron defiende. Al mismo tiempo, el líder de En Marcha se ha comprometi­do a volver a cumplir las normas presupuest­arias europeas. La corrección del déficit y la puesta en marcha de reformas del mercado laboral, la fiscalidad y la seguridad social serán la prueba de credibilid­ad que Berlín le exigirá antes de sentarse a hablar de todo lo demás, algo que no ocurrirá hasta bien entrado el otoño, tras las elecciones alemanas.

La Comisión Europea dio en el 2015 dos años extra a París para colocar su déficit público por debajo del límite del 3%. ¿Por qué? “Porque es Francia”, dijo en su día sin reparos el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. La previsión de Bruselas es que, si no se toman medidas, el déficit francés cierre el año en el 3,1%. Ayer, desde Berlín, Juncker echó un pequeño rapapolvo a Francia, pero se sumó a la idea de su interlocut­or, el ministro socialdemó­crata Sigmar Gabriel, de ayudar a Macron y dar margen al próximo gobierno francés para hacer reformas sin verse asfixiado por las reglas europeas.

“Con Francia, hay un problema particular: los franceses gastan demasiado dinero y gastan demasiado en las partidas equivocada­s. Esto no va a funcionar a largo plazo”, advirtió el presidente de la Comisión, que pidió a los franceses “un gesto hacia los demás” socios europeos en forma de reformas económicas. A cambio, obtendrían “flexibilid­ad”, dijo. “Como alemanes, no prohibamos a los demás” el margen que tuvo el canciller Gerard Schröder para aprobar la Agenda 2000, defendió Gabriel, ministro de Exteriores.

La propuesta de los socialista­s alemanes de lanzar un plan de inversione­s francoalem­án para apoyar a Macron y frenar el avance de la extrema derecha no goza del apoyo de sus socios de coalición, la CDU, el partido de la canciller Angela Merkel, que ayer recordó que también se opone a la idea de los eurobonos por la que suspiran Francia, Italia y España cuando piensan en la reforma de la zona euro.

MÚSICA CELESTIAL La imagen de Macron vencedor con el himno europeo de fondo desbordó a Bruselas

RESTAURAR EL CRÉDITO FRANCÉS Berlín exigirá a París que reduzca el déficit y haga reformas antes de sentarse a hablar

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PASCAL ROSSIGNOL / REUTERS Una mujer con una máscara de Marine Le Pen en una manifestac­ión ayer en París con el cartel “Francia le dice al odio: ¡nunca más!”

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