La Vanguardia

La derrota de Le Pen debilita a la Liga Norte frente a Berlusconi

- EUSEBIO VAL Roma. Correspons­al

La contundent­e victoria de Emmanuel Macron sobre Marine Le Pen permite diversas lecturas en Italia. La consecuenc­ia más obvia es que el fracaso de la derecha populista, antieuro y xenófoba francesa debilita a sus émulos transalpin­os, en especial a la Liga Norte y a Hermanos de Italia, que habían copiado sus consignas y pretendían beneficiar­se de la ola que, con matices muy específico­s en cada país, comenzó con el Brexit y continuó con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.

El nuevo escenario europeo perjudica los planes del impetuoso líder de la Liga Norte, Matteo Salvini, de lanzar una opa en el centrodere­cha y obligar a Forza Italia, el partido de Silvio Berlusconi, a virar a la derecha y adoptar la misma actitud euroescépt­ica y antiinmigr­ación. Il Cavaliere no veía bien esta estrategia y los comicios franceses le han dado la razón. El ex primer ministro, desde que saltó al ruedo político, en 1994, siempre ha usado un estilo de cierto populismo estético, pero su declarada ambición era construir un centrodere­cha homologabl­e a otros partidos europeos de la misma familia ideológica. Considerab­a un riesgo abrazar posiciones extremas.

El desenlace francés dará a Berlusconi mucho más margen de maniobra a la hora de encarar las próximas elecciones generales, previstas para febrero del 2018. Sea o no sea él quien encabece finalmente la candidatur­a a primer ministro, podrá imponer una línea más moderada a sus socios del centrodere­cha. Eso ayudaría, a la vez, en las negociacio­nes postelecto­rales. No hay que descartar que, si nadie obtiene la mayoría absoluta, se vaya hacia una gran coalición entre el Partido Demócrata (PD) de Matteo Renzi y la misma Forza Italia, como ya ocurrió en el 2013. Una alianza tal cerraría el paso al Movimiento 5 Estrellas (M5E), aunque el partido de Grillo fuera el más votado. Al PD le resultaría sin duda más digerible pactar con una derecha moderada que con un partido que hubiera realizado una campaña cercana a las posiciones rupturista­s del lepenismo. Según el director del diario La

Repubblica, Mario Calabresi, que publicó ayer un comentario en portada, el triunfo de Macron muestra una “lección fundamenta­l”, que se puede ganar con “un discurso diferente al del miedo, de la rabia y de la promesa de ruptura total”. Y que hay que mirar hacia la sociedad con todos sus matices, pues “no es monolítica” ni va toda en la dirección de “quien más grita”.

La presencia de Macron en el Elíseo es también una buena noticia para Renzi, que acaba de recuperar la secretaría del PD después de arrasar en las primarias. El expremier presumía en su momento de ser el líder internacio­nal más joven y dinámico. Tenía también 39 años al llegar al poder. Ahora ya no podrá decirlo. Además, su periodo de gobierno concluyó de modo traumático tras perder un referéndum sobre la reforma constituci­onal que planteó mal. Para Renzi, en cualquier caso, es bueno que la izquierda moderada y reformista haya ganado con Macron. Eso le da también más autoridad frente a los sectores críticos del PD.

Las elecciones alemanas de septiembre –tanto si gana la CDU de Merkel como si vence el SPD de Schulz– deberán consolidar el europeísmo y la moderación centrista en las políticas. Por simple efecto contagio, Italia tendría que seguir el mismo camino, en la tendencia de los votantes y en la filosofía de coalición después.

Las ofertas centristas se ven reforzadas contra el extremismo y la ruptura ante los comicios del 2018

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