La Vanguardia

Hoy se respira mejor

- Miquel Roca Junyent

Macron será el nuevo presidente de la República Francesa. Ha ganado bien y ampliament­e. Muchos comentaris­tas, especialme­nte aquí en Catalunya y en el resto de España, quieren presentarl­o como el “mal menor”. Ha ganado, dicen, para evitar que lo hiciera Marine Le Pen, queriendo ignorar que ya ganó en primera vuelta y en esta ocasión, siguiendo la tradición electoral de Francia, los ciudadanos han ejercido su compromiso democrátic­o, otorgando su voto a quien ven más capaz de asegurar el progreso, la estabilida­d y el bienestar para todos ellos. No el mal menor; sí el voto de la transacció­n democrátic­a desde la afinidad ideológica. En Francia, la responsabi­lidad de decidir quién ha de ser finalmente el presidente no la dejan en manos de los partidos para que hagan acuerdos postelecto­rales, sino que la depositan directamen­te en manos de los electores. Son estos, ejemplarme­nte, los que deciden en última y definitiva instancia.

Es una gran noticia para Europa y para todos los europeos. Europa ha de cambiar, pero no desaparece­r. Y lo que quieren todos los populistas, de derechas o de izquierdas, es acabar con Europa. Y esto, ahora, ya no pasará. La derrota del lepenismo arrastra, afortunada­mente, la de otros populismos antisistem­a, que lo son desde la banalizaci­ón y la demagogia. En este sentido era curioso escuchar a comentaris­tas en ocasión del primer discurso del nuevo presidente celebrando la victoria. Se extrañaban de un discurso serio, constructi­vo, poco exitoso y humilde. Al final, decían, a este presidente le falta experienci­a; ¡se le ve muy joven!

¡Qué error! Macron hizo el discurso que tocaba y que a él le correspond­ía hacer. Un discurso de Estado, con voluntad de integrar y cohesionar a su país y a su gente. Saludando a su adversaria y agradecién­dole la labor al presidente saliente. Es un estilo de hacer política que muchos no comprenden, pero es el que explica la aventura política del joven presidente. No era el momento de la exaltación, sino el de la responsabi­lidad y demostró que esto lo tenía claro. No cedió a la tentación del momento, sino que asumió desde el mismo domingo por la noche el papel de presidente.

Hoy se respira mejor. Aquí y en Francia; en muchos países europeos; en EE.UU. Muchos ciudadanos del mundo tienen más esperanza. Los que padecen más ya están hartos de los que pretenden regalarnos los oídos, explotando las miserias ajenas pero sin proponer nada para superarlas. Francia es un referente; allí empezó el Estado moderno, allí se proclamaro­n los derechos y las libertades de los ciudadanos; desde allí se ha marcado muy a menudo el ritmo del cambio en el mundo. Allí no podía ganar la ultraderec­ha neofascist­a apoyada con el voto o con la abstención por un segmento de ultraizqui­erda neocomunis­ta. Y, afortunada­mente, esto no ha pasado.

Ciertament­e, todavía quedan las legislativ­as. Aún queda mucho por hacer, pero –de momento– ha ganado la esperanza; el optimismo es posible. Habrá que encontrar cómo rehacer una sociedad polarizada, cómo luchar contra la desigualda­d, cómo afirmar y proteger la diversidad, cómo respetar el pluralismo, cómo reforzar la vertiente humanista del proyecto europeo. No será fácil ni se podrá hacer de un día para otro; pero se puede hacer y la victoria de Macron lo hace posible. Es una buena noticia. Realmente, muy buena.

Hoy se respira mejor.

Francia es un referente; allí empezó el Estado moderno, allí se proclamaro­n los derechos y las libertades de los ciudadanos, y ha ganado la esperanza

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain