“Me dijo que tras dos partos tener escapes era normal”
Marta, 50 años, dos partos hace 12 y 10 años, deportista, decidió someterse a sesiones de láser intravaginal por “la enorme inquietud e inseguridad que te produce perder unas gotas de orina cada vez que toses o que estornudas. Lo comenté con mi ginecólogo y me dijo que claro, que después de dos partos era lo normal, qué quieres”.
El punto de inflexión en su aceptación de la realidad fue el día que se subió a una colchoneta elástica a dar saltos y mostrar su buena forma física “y tuve que bajarme enseguida porque se me escapaba”.
También reconoce que se sentía muy abierta, “ancha”, a la hora de las relaciones sexuales. “Todo dado de sí”.
Empezó a mirar por internet, porque este es un tema difícil, delicado de hablar. “Es algo asociado a ser mayores. Yo trabajo, hago deporte, tengo dos hijos. ¡No paro! Y en cambio, estaba sujeta a los salvaslip, los picores, la irritación”.
Analizó la información que encontró en las redes y pidió cita. En la exploración le explicaron que su tipo de incontinencia era suficientemente ligera como para que estuviera indicada una intervención con láser intravaginal y se operó hace ocho meses. “Al principio parecía que no me había hecho nada”. Después de la segunda sesión empezó a notar resultados.
“Cuando toso no se escapa nada. Buf”.
Marta cree que siente una mejora en sus sensaciones sexuales, “estoy más fuerte, menos abierta”.
Su mayor crítica es al hecho de que los médicos que consultó previamente dieran por asumido ese estado de laxitud y esas pérdidas de orina. “Te limitan mucho”.
“Yo trabajo, hago deporte, tengo dos hijos, ¡no paro! Y en cambio, estaba sujeta a los salvaslip”