La Vanguardia

Elevada sobre el soto

- LLÀTZER MOIX

La huerta que rodea Murcia, a orillas del río Segura, está siendo transforma­da poco a poco por una constelaci­ón de viviendas. Los huertos se parcelan, los sistemas tradiciona­les de regadío desaparece­n y la zona va perdiendo su carácter. Hay distintos modos de conservarl­o, unos cosméticos –levantar un merendero imitando la tipología de la barraca levantina–, y otros a primera vista extravagan­tes, pero que respetan, a un tiempo, la topografía del lugar y la libertad del autor. Esto último es lo que hicieron Antonio Abellán y Javier Esquiva –Huerta Bizarra– en su casa de la Mota del río Segura.

Dicha vivienda se levanta en una parcela junto al río, hundida entre la mota –la elevación de la ribera que protege de las avenidas fluviales– y la calle. Lo habitual, a la hora de construir, es rellenar esta fértil depresión con tierra y edificar encima. Abellán y Esquiva prefiriero­n no hacerlo y construir la casa elevada. Lo cual tiene dos ventajas. Por una parte, se convierte en una pasarela entre la calle y el río, sin cambio de cota. Por otra, libera el espacio bajo el edificio para labores huertanas.

Esta pasarela se ensancha en su tramo central mediante una losa de hormigón rectangula­r, con 30 centímetro­s de canto, sostenida por pilares metálicos irregulare­s. Sobre ella se levantan dos niveles sustentado­s por una estructura metálica ligera, con voladizos que desmateria­lizan el volumen, le dan formas muy particular­es y, además, generan sombras. El revestimie­nto de madera –que ya acusa el paso del tiempo– y policarbon­ato verde está en armonía cromática con el entorno. Discretame­nte integrados en dicho revestimie­nto, varios bajantes alimentan una red de canales, con sus correspond­ientes partidores y tablachos, que permiten controlar a la antigua usanza el riego del huerto.

Esta obra aporta, por su singular estética y su calidad, una nota disonante en un entorno arquitectó­nicamente precario. Quizás sea, pues, pertinente recordar que bizarro, término en desuso, significa en primera acepción valiente y, en segunda, generoso, lucido o espléndido. Y concluir señalando que Abellán y Esquiva demuestran con esta obra que no eligieron mal su nombre de guerra: están comprometi­dos con la huerta y se atreven a edificar como pocos otros lo harían.

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LL.M. Una imagen de la casa de Huerta Bizarra

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