Garganté se despedirá del Ayuntamiento en el próximo pleno
Muchos concejales respiraron ayer aliviados tras enterarse de que Josep Garganté dejará de ser edil de la CUP tras el próximo pleno. A pesar de que el antisistema no resultó tan fiero como muchos temían, no son pocos quienes reconocen que les da miedo, que tratan de no cruzarse con él en los pasillos de las dependencias municipales. Con barba impresiona más. Continuará como miembro del consejo de administración de TMB. Su paso por el Consistorio queda marcado por dos episodios: en uno de sus primeros plenos arrojó fotocopias de billetes al resto de ediles para que, dijo, sobornaran al Comité Olímpico Internacional. Entonces demostró que no entraba en la política institucional para cambiarla, sino para acabar con ella. Y el día que le grabaron tratando de convencer a un médico de urgencias para que inculpara a un policía municipal la caída de un mantero dejó claro que está dispuesto a llevar a cabo su revolución en todos los ámbitos, de cualquier modo.
Estos dos años combinó intervenciones bien preparadas con salidas de tono innecesarias. Garganté reconoció ayer que su mejor recuerdo es el del día que ayudó a unos socorristas a colarse en el Ayuntamiento para que defendieran sus derechos laborales. Lamenta, agregó, el inmovilismo, lo difícil que es cambiar las cosas desde dentro... “Estaba hablando. Estoy acostumbrado a aguantar a sindicalistas que no dan palo al agua, pero sabía que no aguantaría más de dos años en el Ayuntamiento”.