La malnutrición infantil es un problema de proximidad
Es reconfortante ver como entidades como la Fundación Probitas ayuda a los niños más pobres o vulnerables, y les proporciona, entre otras cosas, una comida completa al día en el comedor escolar. Todo un gesto que se produce gracias a la financiación de Grifols y un ejemplo a seguir. Mucho menos reconfortante es recordar que si esta fundación tiene estos objetivos es porque en Catalunya hay más de 480.000 niños en peligro de pobreza y exclusión social, y que dicha pobreza ha aumentado un 32,9% desde 2014. Por más que se diga que la crisis ha acabado, hay un montón de familias que lo pasan mal, y que no pueden comprar la comida que necesitan. En general, pensamos que los problemas de malnutrición son algo lejano, pero están en nuestro propio entorno. Y esto es muy grave, especialmente para los niños. No sólo van a ver perjudicada su salud presente y futura, sino que afectará a su ritmo de crecimiento y aprendizaje. Un niño que no come bien rendirá mucho menos a todos los niveles y tendrá una menor calidad de vida. Y es que siempre llueve sobre mojado. Quien peor suerte tiene, además es el que tiene problemas para comer. Esto no es propio de un país desarrollado. Alimentarse inadecuadamente durante la infancia es empezar mal.