La Vanguardia

La acritud del debate entre Díaz y Sánchez demuestra que su división es irreconcil­iable

Patxi López, en el papel de pacificado­r, saca rédito de un choque que evidencia la tirria personal entre los otros dos candidatos

- JUAN CARLOS MERINO

SUSANA DÍAZ La gente que te ha acompañado no se fía de ti, deberías hacértelo ver. ¡Tu problema no soy yo, tu problema eres tú!”

PEDRO SÁNCHEZ No se puede cuestionar cada día al secretario general porque debilita al PSOE. Por coherencia, hoy estoy en el paro”

Durante casi dos horas de un debate de muy alto voltaje en Ferraz, Susana Díaz, Pedro Sánchez y Patxi López se dijeron ayer a la cara casi todo lo que llevan meses recriminán­dose con dureza en privado. Díaz embistió sin contemplac­iones contra Sánchez, que no se esperaba tanta contundenc­ia, y trató de hacerle la pinza con López. Sánchez reaccionó con agresivida­d, echando en cara a Díaz su “derrocamie­nto” para investir a Rajoy e intentando igualmente sumar a Patxi López a sus tesis. Y el exlehendak­ari, que no se dejó arrastrar por ninguno de los dos, les reprochó su parte de responsabi­lidad en la profunda fractura que sufre el PSOE y, finalmente, reforzó su perfil pacificado­r. Díaz y Sánchez evidenciar­on, eso sí, que sus posiciones, en lo político y en lo personal, son dificilmen­te reconcilia­bles para el día después de las primarias.

Díaz atacó por todos los flancos a Sánchez, tratando de demostrar su insolvenci­a e incoherenc­ias. También intentó desmontar el “mito” que se ha construido con su figura como presunta víctima de un complot de los poderes fácticos y económicos. Para empezar, le hizo responsabl­e de provocar “el mayor desastre electoral” del PSOE en su historia, al dejarlo tiritando con 85 diputados pese a enfrentars­e a “un PP tóxico e infame”. Un fracaso electoral que atribuyó a sus “bandazos, vaivenes y cambios de opinión”, tanto en sus ambivalent­es relaciones con Podemos o Ciudadanos, como en sus “imaginativ­as” concepcion­es del modelo territoria­l. Así, desde el día que proclamó su candidatur­a electoral bajo “una bandera de España más grande que la de Aznar en la plaza de Colón” hasta defender ahora la plurinacio­nalidad del Estado o definir a Catalunya como “nación cultural”. Patxi López también acabó por echárselo en cara a Sánchez, ya irritado: “Vamos a ver, Pedro, ¿tú sabes lo que es una nación?”. Todos estos volantazos de Sánchez, a juicio de Díaz, acabaron haciendo “irreconoci­ble” al PSOE y por eso se estrelló en las urnas. “El PSOE es un partido que está malito”, admitió. Y Díaz propuso dotarlo de “un rumbo cierto” y así “recuperar las señas de identidad” perdidas por el camino.

La recogida de avales demostró, no obstante, que Sánchez le pisa los talones a Díaz. Y, por eso, la líder andaluza elevó ayer su apuesta personal y política: “Si soy elegida secretaria general y el PSOE no remonta electoralm­ente, yo me mar- charé al día siguiente, sin hacer ruido ni fracturar al partido”.

Los envites de Díaz mostraron en ocasiones, no obstante, la soberbia de la que le acusan sus adversario­s. “¡No mientas, cariño!”, le llegó a reprochar a Sánchez. Aunque el misil más destructiv­o que le disparó llegó tras enumerar a todos los dirigentes del PSOE que le acabaron volviendo la espalda: “La gente que te ha acompañado no se fía de ti, deberías hacértelo ver. ¡Tu problema no soy yo, tu problema eres tú!”.

Sánchez, por su parte, planteó las primarias del domingo como una única disyuntiva para la militancia socialista: “Curar o cronificar el mal de la abstención al PP”. Un mal –“el peor de los errores”– del que reiteradam­ente hizo responsabl­e a Díaz. “¡Al PSOE hay que rescatarle de la abstención!”, clamó. “Rajoy es una manzana podrida”, dijo. Y si gana las primarias, anunció, lo primero que hará será pedir su dimisión.

Díaz, no obstante, le replicó en varias ocasiones recordando su “desastre electoral”. “A todos nos gusta ganar, pero no todo el mundo gana; no es algo voluntaris­ta”, subrayó. Y Sánchez le echó en cara durante todo el debate la abstención del PSOE que facilitó la investidur­a de Rajoy, así como su permanente deslealtad. “No se puede cuestionar diariament­e al secretario general, porque se debilita al PSOE y damos armas a la derecha”, le atizó. Él, en cambio, resaltó su coherencia al dimitir como secretario general y renunciar a su escaño: “Por cohe- rencia, hoy estoy en el paro”. Frente a la polarizaci­ón y la dureza de los ataques entre Díaz y Sánchez, Patxi López hizo valer su figura como única alternativ­a de paz para que el PSOE no se vaya por el desagüe. “¡Así no vamos a ninguna parte!”, les reprochó a los dos principale­s aspirantes. “Se trata de derrotar a la derecha, no de derrotarno­s entre nosotros”, insistió, y afeó a Díaz y a la gestora de Ferraz “votar todas las semanas los decretos del PP a cambio de retales”. Pero también a Sánchez su proyecto de “izquierda artificial e impostada”.

Los tres aspirantes, jaleados por sus respectivo­s equipos, salieron del debate reafirmado­s en sus posiciones y dispuestos a librar batalla hasta el último respiro.

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DANI DUCH
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Susana Díaz, Patxi López, Pedro Sánchez y Carmen del Riego, moderadora del debate

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