El colapso en los controles de El Prat se hace crónico
Las colas en pasaportes por la falta de policías se suman a las de seguridad Interior y Aena insisten en que van a aplicar un plan de choque
Una cosa es el control de pasaporte para los que entran o salen del espacio Schengen. Y otra es el control de pasajeros por el que pasan irremediablemente todos los viajeros que desean volar. En abril entraron en vigor los nuevos requisitos de seguridad antiterrorista que obligan a las policías de los países de la Unión Europea a revisar, uno a uno, los pasaportes de todos los pasajeros. Desde entonces, sólo en el aeropuerto de El Prat se están registrando largas colas, con puntas de hasta tres horas de espera, como las que se sufrieron nuevamente este domingo por la noche. Para complicar aún más la situación, ayer se produjeron también colas en el control de pasajeros. Entre las cuatro y las seis y media de la madrugada se formó tal follón que la cola alcanzó el exterior de la terminal.
El tapón en el control de pasajeros pilló desprevenidos a los responsables de Aena. Lo reconoció ayer uno de sus responsables, que admitió que lo sucedido les obliga a replantear y adelantar los horarios del personal de seguridad privada que atiende los filtros de seguridad de pasajeros. ¿Pero qué sucedió exactamente?
Ya es habitual que los lunes por la mañana se produzca un incremento del flujo de pasajeros. Viajeros que vuelan para arrancar la semana de trabajo, y otros que apuran las últimas horas de la escapada del fin de semana. Estos dos últimos días coincidieron además la celebración en Barcelona del Gran Premio de Fórmula 1 y el Salón del Automóvil. Pero eso no es excusa, porque ambos eventos estaban programados con suficiente antelación como para haber previsto un refuerzo.
El Prat está sufriendo las consecuencias del efecto miedo a perder el vuelo. Hace semanas que los medios de comunicación alertan de las colas que hay en el control de pasaportes. Y las compañías aéreas avisan a sus pasajeros que no apuren y vengan con tiempo. Los viajeros ya no distinguen entre control de pasaportes y filtros de seguridad, y se está produciendo el efecto de llegar con tanto tiempo de antelación que ayer lo que se provocó fue preci- samente un embudo descomunal.
Numerosos pasajeros denunciaron la situación echando mano de las redes sociales. En algunos momentos, el tiempo de espera alcanzó las dos horas. Lo peor es que muchos tras pasar sus bártulos por el escáner y los arcos de seguridad, aún les quedaba sufrir la cola del control de pasaporte. Y estos días uno ya puede gritar que pierde el avión, que es imposible colarse ni contar con la compasión de otros viajeros. Todos van con prisa.
El Ministerio del Interior y Aena ultiman un plan de choque para paliar las colas, un dispositivo que llevan anunciando varias semanas pero que no concretan. Los responsables del aeropuerto aseguran que la infraestructura “no se ha quedado pequeña” pese a los incrementos de pasajeros que se producen mes tras mes. “Cada vez hay más gente que no factura y viaja con equipaje de mano. Eso enlentece los filtros de seguridad. Suma además los controles aleatorios de explosivos y tendrás un incremento de tiempo de espera en el filtro de entrada que ya ronda los 15 minutos”, reconoce el responsable de Aena.
¿Y qué pasa con el pasaporte? Las cabinas de control están. En total 31 en las dos terminales, de entrada y de salida. Suficientes según los responsables del aeropuerto pero que no evitarán las colas en los momentos puntuales. Por ejemplo, cuando coinciden dos grandes aviones. “La gente asume con normalidad hacer una hora de cola a su llegada a los aeropuertos de Estados Unidos o Gran Bretaña. Pues aquí, es lo mismo”, insisten.