Gran operación en Italia contra la mafia en un centro de refugiados
Entre los 68 detenidos hay un cura y miembros de la ‘Ndrangheta calabresa
Uno de los mayores centros de solicitantes de asilo en Europa ha estado en manos de la mafia durante más de un decenio con ayuda de una asociación católica, según la policía italiana, que durante la madrugada de ayer llevó a cabo una operación en Calabria, en el sur del país.
Más de 500 agentes participaron en la redada, que se saldó con 68 detenidos –incluido un cura y el presidente de la organización–, acusados de asociación mafiosa, estafa o desvío de fondos públicos. Los investigadores creen que el clan Arena, una rama de la ‘Ndrangheta, la poderosa mafia calabresa, se ha embolsado más de un tercio de los 103 millones de euros destinados por la UE entre el 2006 y el 2015 al centro de Sant’Anna, con capacidad para 1.200 migrantes y ubicado en la localidad de Isola di Capo Rizzuto.
Los mafiosos contaban con la colaboración de los gestores del centro, el presidente de la asociación Cofraternidad de las Misericordias, Leonardo Sacco –hombre influyente que ha sido fotografiado con el ministro de Exteriores, Angelino Alfano, y hasta con el papa Francisco–, y el párroco del municipio, Edoardo Scordio, quienes subcontrataban los servicios de restauración y lavandería a empresas controladas por el clan. Según la policía, el cura cobró 132.000 euros sólo en el 2007 por prestar “asistencia espiritual” a los internados.
“Si 500 migrantes tenían que comer, sólo llegaban 250 raciones. Los otros 250 debían esperar a comer por la noche o bien al día siguiente”, dijo el fiscal de Catanzaro, Nicola Gratteri, en una rueda de prensa. “Mientras tanto, el jefe de las Misericordias, el cura y sus amigos engordaban, se compraban coches de lujo y yates”, añadió. La investigación llega hasta la isla de Lampedusa, en cuyo centro de migrantes se habían infiltrado también empresas vinculadas al clan Arena.
El caso ilustra el apetito de los grupos criminales por el negocio de los migrantes, un mercado poco regulado que mueve 3.000 millones de euros anuales en Italia. No es la primera vez que sale a la luz la infiltración mafiosa en el sector: el centro de solicitantes de asilo de Mineo, en Sicilia –que junto al de Sant’Anna es uno de los más grandes–, fue intervenido tras un escándalo de desvío de fondos públicos.
Gestionados por cooperativas pero financiados con fondos públicos, los centros han pasado de 22.000 plazas en el 2013 a cerca de 175.000 hoy. El Estado italiano destina una media de 35 euros por persona y día para cubrir alojamiento, comida, ropa, clases de italiano, ayuda legal y psicológica. Pero apenas hay controles y las condiciones varían mucho de un centro a otro.
Estimando que se alcanzarán las 200.000 llegadas este año, el Gobierno acaba de adoptar un plan para repartir la presión en todo el país, exigiendo la acogida de 2,5 solicitantes de asilo cada 1.000 habitantes. Incluye un nuevo mecanismo de control, aún embrionario. En otoño, el Ministerio de Finanzas presupuestó en 3.000 millones la acogida de migrantes en el 2017. “Esta masa de dinero despierta el apetito de las organizaciones mafiosas”, declaró el fiscal de Catania (Sicilia), Carmelo Zuccaro, la semana pasada en una comisión parlamentaria antimafia. Zuccaro dirige una polémica investigación sobre las oenegés que socorren a migrantes en el mar y su supuesta colaboración con los traficantes.
Una asociación católica servía de tapadera a los mafiosos; el cura cobró 132.000 euros por dar “asistencia espiritual”