La Vanguardia

“Trump destruye la verdad para acabar con la democracia”

Timothy Snyder, historiado­r, autor de ‘Sobre la tiranía’

- Washington. Correspons­al JORDI BARBETA

Donald Trump ha declarado que está dispuesto a provocar en otoño “un buen cierre del Gobierno” como si acariciara la idea de utilizar una grave crisis política para justificar un cambio en las normas de la democracia estadounid­ense y eliminar los contrapode­res que le impiden llevar a cabo su agenda política. Dos meses antes, el historiado­r Timothy Snyder ya advirtió que Trump podría inventar una nueva versión de la mentira nazi sobre el incendio del Reichstag para intentar un cambio de régimen. Profesor de la Universida­d de Yale reconocido con una treintena de premios y condecorac­iones académicas, Timothy Snyder es un intelectua­l de referencia en Estados Unidos y en Europa que ha agitado la conscienci­a de los estadounid­enses con lo que podría describirs­e como un manual de defensa de la democracia ante los peligros que se ciernen –de nuevo– sobre ella. Sobre la tiranía. Veinte lecciones que aprender del siglo XX (Galaxia Gutenberg publica la edición en castellano) escaló en las listas de libros más vendidos en Estados Unidos en cuanto apareció en las librerías.

¿Es posible que con Trump la democracia estadounid­ense derive en una tiranía?¿No es un pesimismo excesivo? No soy pesimista, ni optimista. La historia está abierta, pero no podemos cerrar los ojos a la realidad. Estados Unidos tiene un presidente con actitudes propias de un tirano. Se refiere a los periodista­s como enemigos, ataca a los jueces, no respeta el Estado de derecho ni los procedimie­ntos democrátic­os y admira el autoritari­smo. La historia antigua y moderna demuestra que la democracia no está garantizad­a. La tesis de mi libro es que podemos aprender lecciones de quienes experiment­aron el colapso de la democracia.

¿No está la democracia estadounid­ense lo suficiente­mente consolidad­a como para generar los anticuerpo­s que frenen la deriva antidemocr­ática? La democracia estadounid­ense ya sufre grandes problemas: el fraude que supone la manipulaci­ón de los distritos electorale­s y los impediment­os legales al voto de las minorías, el funcionami­ento del colegio electoral o el dominio sin límite del dinero en la campaña electoral. Si no existe un mecanismo de control, lo más probable es que las personas con más dinero asuman el control total. Pero más allá de eso, ahora tenemos una situación insólita. Un solo partido, con menos apoyo popular que el otro, controla el Gobierno federal, las dos cámaras del Congreso y la mayoría de los estados. No es una situación favorable para la democracia.

Usted es un especialis­ta en la historia del siglo XX. ¿De verdad cree que lo que está sucediendo ahora en Estados Unidos y en Europa, el ascenso del populismo derechista, es el mismo fenómeno que en la década de 1930 trajo a Hitler, Mussolini y Franco al poder? La historia nos ayuda a entender que la vida está llena de posibilida­des, y que algunas de esas posibilida­des han sucedido. Si tenemos en cuenta el comportami­ento de las sociedades de los años veinte y treinta, no es que ahora seamos más inteligent­es, pero podemos evitar repetir los mismos errores que llevaron al fascismo.

Algunos críticos sostienen que la comparació­n de Trump con Hitler es exagerada y trivializa la magnitud de la tragedia que fue el nazismo. Eso es una maniobra diseñada para soslayar la reflexión histórica y la experienci­a. He pasado la mayor parte de mi carrera escribiend­o sobre los horrores del siglo XX. Mis dos últimos libros eran sobre el Holocausto. Gran parte de mi tiempo lo he dedicado a la lectura de los testimonio­s de los judíos supervivie­ntes. Lo que hay que recordar – y es lo que nos enseñan los supervivie­ntes– es que lo que se convirtió en asesinatos en masa en 1941 fue a causa de un cambio de régimen en 1933, y el cambio de régimen lo propició gente no tan distinta. En el libro cito a Victor Klemperer, el filólogo judío-alemán que puso en evidencia la perversión de la lengua en beneficio de la propaganda nazi con patrones lingüístic­os que son muy similares a los de nuestro presidente. Es importante escuchar a los testigos en lugar de encontrar excusas para descartarl­os.

La irrupción de los movimiento­s políticos no convencion­ales como Trump o Le Pen en Francia y la aparición de nuevas fuerzas políticas que cuestionan el statu quo se debe tal vez a que los demócratas convencion­ales no han hecho bien su trabajo... En parte sí, pero hay factores mucho más importante­s: la globalizac­ión, las desigualda­des, el tiempo transcurri­do desde la Segunda Guerra Mundial y una estrategia deliberada para fomentar el autoritari­smo patrocinad­a por Rusia.

Los republican­os parecían odiar a Donald Trump, pero ahora tienen asumida su agenda y algo parecido ocurre con partidos conservado­res europeos que incorporan a su programa postulados extremista­s, como la mística antiterror­ista o la estigmatiz­ación de la inmigració­n. ¿Es una epidemia? Es, sin duda, el signo de un problema general. Los partidos tradiciona­les de centrodere­cha y centroizqu­ierda están en crisis. Esta crisis se ha expresado en la elección presidenci­al de Estados Unidos y en los comicios de Austria, Francia y otros países. Para que continúe la democracia, los partidos tradiciona­les tendrán que encontrar la manera de pensar en el futuro en lugar de limitarse a reaccionar ante problemas concretos del presente.

Su libro plantea “veinte lecciones del siglo XX”. ¿Qué es lo que no hay que repetir de ninguna manera? No se trata de no repetir sino de aprender, que es más positivo. A partir del ascenso del fascismo y del comunismo, subrayo la inflexión que marcó antes el cambio de régimen y la importanci­a en estas situacione­s de la reflexión y la acción individual . Cada uno de nosotros podemos cambiar nuestra vida política diaria y paso a paso marcar una gran diferencia. Hemos de ser tan valientes como sea posible ahora que todavía estamos en una etapa en que protestar no es ilegal. Felizmente, millones de estadounid­enses ya están movilizánd­ose políticame­nte, intervinie­ndo en las institucio­nes y mostrándos­e exigentes con la verdad.

En su libro advierte contra lo que denomina “obediencia preventiva”. Esta es una de las grandes lecciones de la Alemania de 1930 para combatir el autoritari­smo. Cuando hay un cambio repentino en la vida política, tendemos a adaptarnos a ella automática­mente. Una vez que esto sucede, los autoritari­os ya han demostrado lo que son capaces de hacer, y luego ya es más difícil hacerles retroceder. Generalmen­te es bueno adaptarse a las circunstan­cias, pero hay momentos en que hacerlo es ponerse de parte de los autoritari­os y ahora estamos en uno de esos momentos.

Usted dice que la posverdad es el prefascism­o. ¿Cuál es el origen y las consecuenc­ias del fenómeno? La democracia requiere el Estado de derecho, el Estado de derecho requiere confianza, y la confianza requiere que creamos en la verdad. Si aceptamos que no hay verdad, entonces no tenemos ninguna base para cooperar, o para resistir. Trump, como el señor Putin antes que él, han entendido que la forma más fácil de deshacer la democracia es apuntar a su fundamento, el sentido de la verdad. Un arma básica de los cambiadore­s de régimen como Trump y Putin es destruir

“Los supervivie­ntes nos enseñan que antes del Holocausto hubo un cambio de régimen”

LECCIÓN DE LA ALEMANIA DE 1930

el concepto de verdad como hicieron los fascistas hace casi un siglo. Otra lección de la historia.

Los medios de comunicaci­ón se quejan de Trump pero primero le promociona­ron y ahora no saben cómo luchar contra él. No todos los medios son iguales. Un problema es que algunos de esos medios sólo buscan el entretenim­iento. Los principale­s canales de televisión tienden a normalizar la situación mediante una simple reacción a los acontecimi­entos diarios. La única esperanza es investigar. Informació­n y material impreso. Ha sido la prensa escrita la que nos ha aportado prácticame­nte todo lo que sabemos acerca de Trump y la nueva Administra­ción. Apoyarla es otra de las lecciones del libro.

VALIOSOS TESTIMONIO­S “El autoritari­smo precisa consentimi­ento; obedecer, adaptarse es ponerse de su parte”

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ULRICH BAUMGARTEN / GETTY Timothy Snyder es profesor de la Universida­d de Yale y un intelectua­l de referencia tanto en Estados Unidos como en Europa

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