El Gobierno revisará la calificación de la omisión del deber de socorro
“Ninguna muerte quedará impune”, promete el ministro Catalá a Anna González
“Cuando Anna empezó su campaña allá por enero de 2016, tenía claro que quería llegar lejos. Su objetivo era simple: que ninguna familia tenga que pasar por lo que ella pasó. Que si alguien es atropellado y muere en la carretera, esa muerte no puede quedar impune. Por muy involuntario que sea el accidente. También que el deber de socorro debe estar siempre ahí, incluso si la persona que ha sido atropellada ha fallecido”.
Así comienza el relato que desde la plataforma Change.org resumía la larga lucha llevada a cabo por Anna González desde que en el 2013 moría en la carretera, atropellado por un conductor que se dio a la fuga, su marido, Óscar. Anna, de La Seu d’Urgell, ya no quiere hablar. Está agotada y los últimos accidentes no han hecho más que removerle todo lo pasado. Desde que en marzo hizo entrega en el Congreso de las más de 200.000 firmas pidiendo que se modificara la nueva reforma legal y los artículos 142 del Código Penal que regulan el homicidio por imprudencia y el artículo 195 que establece la omisión del deber de socorro, no quiere salir en los medios de comunicación porque cree que su trabajo ha terminado. Ahora queda que los políticos hagan el suyo, tal y como se comprometió el ministro de Justicia, Rafael Catalá, que ninguna muerte en la carretera quede impune.
Óscar fue atropellado por un camión cuando circulaba en bicicleta por el arcén. “El conductor que mató a mi marido no se detuvo, se marchó del lugar de los hechos y, por las piezas del vehículo que quedaron en la cuneta, fue detenido y puesto a disposición judicial por la Guardia Civil. A las pocas horas fue puesto en libertad con cargos”, narraba Anna en su petición en Change.org. El delito que se le imputó al conductor fue por una imprudencia leve (“vamos, una tontería, una distracción tonta”, indica), es decir, una falta. Y con la reforma del Código Penal del 2015, que suprimió las faltas aunque hubiera una muerte por medio, la juez de turno archivó la causa penal. Su lucha, sin embargo, tuvo su recompensa y la Audiencia Provincial aceptó su recurso. El conductor será juzgado por la vía penal.
Pero Anna no se quedó ahí y siguió luchando para que se modifique el delito de Omisión del Deber de Socorro y que se penalice a la persona que se marche de un accidente sin ayudar a la víctima independientemente de si esta ha muerto o no. Hoy por hoy , según la ley, “el fallecimiento súbito e instantáneo de la víctima de un accidente de tráfico, en el que es imposible cualquier tipo de ayuda, no entra dentro del tipo penal de la omisión del deber de socorro aunque el infractor se dé a la fuga”. El problema es que el infractor no sabe el estado de la víctima (en el caso de Óscar, murió en el acto, pero era imposible que el conductor lo supiera. De ahí que no se le impute ese delito).
Tras meses de lucha, Anna González consiguió el apoyo de la ciudadanía y, en especial, de las asociaciones de ciclistas. Y Catalá se ha comprometido a reformar ambas leyes para que ninguna muerte en carretera quede impune. Ahora, como dice Anna, es la hora de los políticos.
La viuda de un ciclista lucha para que los accidentes con muertes sean juzgados por lo penal