El jabalí Barrachina
La reencarnación macronista de Convergència Democràtica de Catalunya regresó ayer al mercado madrileño de los pactos, las influencias y los favores y se encontró con el jabalí Barrachina.
Todo parecía discurrir suavemente. El trabajo de mediación del diputado Ferran Bel, alcalde de Tortosa, ha sido apreciado por sectores del sindicato de estibadores. Se mejoran las prejubilaciones y se mantienen dentro del ámbito de la estiba a los trabajadores empleados en el movimiento de vehículos portuarios (20% de la plantilla en los puertos catalanes). Una operación marca
CiU, con el sello del PDECat. Después de una semana difícil en el Parlament de Catalunya, ERC no quería cañonear a sus socios. Esquerra ya tiene suficiente con el choque a propósito del Palau de la Música. El PSOE también estaba tranquilo. Tampoco Unidos Podemos salió en tromba. Pese a la creciente tensión entre los neoconvergentes y los comunes de Ada Colau, Pablo Iglesias quiere mantener una buena relación con Carles Puigdemont. Iglesias acudirá el lunes a la caldeada conferencia del presidente de la Generalitat en el Ayuntamiento de Madrid.
“Patim, patam, patum, homes i dones del cap dret, no trepitgeu en Patufet...”, tatareaban ayer por la mañana los macronistas catalanes. Los ocho diputados del PDECat regresaban contentos al mercado de las transacciones parlamentarias y se encontraron con un jabalí.
Asegurada la validación del decreto, el portavoz de asuntos sociales del Partido Popular, Miguel Barrachina, quiso darse un homenaje. Nada de finuras florentinas sobre la política de pactos. Todo elogio del consenso es una señal de debilidad, piensa desde hace tiempo un sector importante de la derecha española. El diputado castellonense Barrachina salió en tromba contra la oposición, mezclando el decreto de la estiba con la propuesta socialista de sacar a Franco del Valle de los Caídos, con la reprobación del ministro de Justicia, y con la moción de censura que casi con toda seguridad presentará hoy Podemos. La tribuna de invitados se inflamó y la presidenta del Congreso de los Diputados acabó ordenado el desalojo de los estibadores sentados en la misma, que ya levantaban los puños en señal de protesta. Bronca.
Hay muchos nervios en Madrid. Están apareciendo peligrosas fisuras en la vasija del reactor nuclear madrileño. La operación Lezo va más allá de Ignacio González y de su círculo inmediato. El Canal de Isabel II tiene afluentes aún desconocidos. El mutis del juez Velasco despierta todo tipo de sospechas. Los informes de la unidad central operativa de la Guardia Civil sobre Cristina Cifuentes han dejado al PP lívido y a la interesada, muy tocada, pese a que en estos momentos no esté sometida a investigación judicial. Cifuentes, recién proclamada heroína del 2 de Mayo, sugiere que está siendo víctima de “fuego amigo”. En la actual España confusa y errática, los investigadores de la Guardia Civil son el fragmento del Estado con mayor prestigio ante la opinión pública.
Hay nervios. Una crisis orgánica en la Comunidad de Madrid podría provocar una fuerte alteración de toda la coyuntura. Los últimos sondeos indican que si mañana hubiese elecciones en la comunidad, Podemos y Ciudadanos sumarían más votos que Partido Popular y PSOE. El Gobierno sigue en estrés pese al pacto presupuestario y el PSOE se juega su futuro el domingo, con Susana Díaz bajando en todas las apuestas. Se leen titulares agónicos en el quiosco. Hay nervios. Podemos, el Quinto Regimiento, prepara sus mociones de censura (primero contra Rajoy, después contra Cifuentes) y mañana intentará llenar la Puerta del Sol de manifestantes en contra de la corrupción. El PP celebra hoy un exorcismo ante el Ayuntamiento de Madrid por la conferencia de Puigdemont, considerada un “ultraje”. Los falangistas también se manifestarán en Cibeles. Hay nervios y habrá tensión el lunes.
En estas circunstancias, “patim, patam, patum”, el atribulado PDECat ha regresado al bazar de los pactos en Madrid.
El atribulado PDECat regresa al mercado de los pactos en Madrid en una semana muy tensa y nerviosa