La Vanguardia

Por la señal de la santa cruz...

- Quim Monzó

Un clérigo musulmán pide a la FIFA que prohíba a los futbolista­s santiguars­e cuando marquen un gol

La primera vez que vi un escudo del FC Barcelona sin la cruz de san Jorge fue en una bolsa de plástico que hace muchos años me enseñó un amigo. Se la habían dado en una tienda de un país musulmán. En vez de la cruz había una simple barra vertical, roja, sobre fondo blanco. Años después otro amigo me enseñó fotos que había hecho en el norte de África donde se veían grafitis del escudo del Barça con las mismas caracterís­ticas: un palo rojo vertical en vez de la cruz que toca. Cuando piratean la equipación del club azulgrana hacen exactament­e lo mismo. El motivo es evidente: la cruz les molesta. Creo que fue el Milan quien también tuvo problemas cuando, en un partido, salió al campo con una camiseta blanca, una enorme cruz de san Jorge que ocupaba todo el pecho y otra en la espalda.

Quien pasó por el aro de manera voluntaria fue el Real Madrid cuando, hace tres años, eliminó la cruz que luce en la cima de la corona. Lo hizo porque había llegado a un acuerdo con el Banco Nacional de Abu Dabi para crear una tarjeta de crédito y no quería que el símbolo se le volviera en contra y el negocio se fuera al garete. Más recienteme­nte ha decidido también eliminarlo de las equipacion­es que vende en Arabia Saudí, Qatar, Kuwait, la Unión de Emiratos Árabes, Bahréin y Omán, y que manufactur­a y distribuye la empresa Marka: “The United Arab Emirates’s first publicly traded retail operator focusing exclusivel­y on the fashion, hospitalit­y and sports segments”.

Dicen que lo hacen para no herir las “sensibilid­ades culturales”. Muy bien. Pues también para no herirlas nos encontramo­s, ahora, con que un clérigo musulmán –Mohammed Alarefe, de Arabia Saudí– ha pedido a la FIFA que incluya en las normas que rigen la práctica del noble deporte del fútbol que se prohíba a los jugadores santiguars­e cuando marquen un gol. Ya saben: eso de tocarse con la mano la frente, el pecho, el hombro izquierdo y, luego, el derecho, un ritual que en la escuela nos enseñaban que tenía que rematarse con un beso en la mano con la que lo habías hecho. Pues al señor Alarefe, que es profesor de Religión en la Universida­d Rey Saúd de Riad, ese gesto no le gusta: “He visto videoclips de atletas, jugadores de fútbol corriendo y chutando, y cuando marcan hacen la señal de la cruz sobre su pecho. Mi pregunta es si las normas de la FIFA lo prohíben”.

Le importa un pito que, cuando marcan un gol, muchos jugadores musulmanes que juegan en países del Oriente Medio o en las ligas europeas se arrodillen y besen el césped, en un gesto que imita la plegaria islámica. Y nadie dice nada. A él eso ya le parece bien. Lo que no soporta es que los futbolista­s con fuerte fe cristiana se santigüen. ¿Podemos esperar algo de esos cerebros privilegia­dos? Yo diría que no.

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