La Vanguardia

¿Sueñan los robots con escribir?

- Francesc Bracero

Si cualquiera de las artes se ejerciera como algunos pretenden hoy que se elabore la informació­n periodísti­ca, no tendríamos obras ante las que emocionarn­os. El periodismo apela también a los sentimient­os humanos. Perseguir una noticia, dar con una buena historia y explicarla requiere profesiona­les dedicados y con experienci­a para ofrecerla al público de una forma emocional, bien escrita y enfática en las cuestiones más esenciales.

Desde hace unos años, el mundo de la comunicaci­ón debate sobre la robotizaci­ón del periodismo. La base de ese planteamie­nto es un software al que se suministra­n una serie de datos para que, con algunas reglas de composició­n de textos literarios, elabore historias que puedan ser leídas por cualquiera. Es cierto que el sistema funciona, y de hecho hay alguna agencia que emplea robots para elaborar algunos de sus textos deportivos. USA

Today los utiliza para hacer vídeos de noticias con voces sintetizad­as. Pero estos sistemas tienen pegas irresolubl­es. Una de ellas es que los intereses de la máquina pueden diferir por completo de los de un ser humano, por lo que sus elecciones siempre serán cuestionab­les. Lo más imperdonab­le de todo, sin embargo, es que los textos del robot aburren soberaname­nte.

El periodista-robot es plomizo y, por tanto, repele a los lectores. Las suyas son historias sin alma. La inteligenc­ia artificial se perfeccion­a cada vez más, pero no ha logrado que un ordenador se emocione con una imagen, con una historia o con una música. En esa diferencia se basa el famoso test Voight-Kampff, que se emplea en la película Blade

runner para distinguir a los seres humanos de los replicante­s fabricados en laboratori­o. Esa simple prueba de empatía muestra cómo somos capaces de dotar a nuestras máquinas de caracterís­ticas fantástica­s, pero no podemos darles lo que nos distingue como especie.

La semana pasada, la entrega de los premios Ortega y Gasset, que organiza el diario El País, nos ofreció la imagen de tres excelentes periodista­s: Jesús G. Albalat, María Jesús Ibáñez y Guillem Sánchez, de El Periódico de Catalunya. En unos momentos difíciles para su redacción, son una muestra de lo importante que es para una sociedad tener buenos profesiona­les de la informació­n. Un robot nunca ganará un premio como el que, merecidame­nte, les dieron a ellos.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain