La Fundación ‘La Caixa’ lleva a Roma algunas joyas de arte contemporáneo
El préstamo será devuelto con la próxima cesión de obras de Giorgio de Chirico
El patrimonio atesorado por la Fundació La Caixa resulta atractivo hasta para una ciudad que rebosa de cultura como Roma. Desde ayer se expone en la Galería Nacional de Arte Moderno y Contemporáneo un selecto grupo de 14 obras de la rica colección de la entidad bancaria catalana. Bajo el título de Conversation
piece –igual que la obra central de la exposición, de Juan Muñoz–, la propuesta que se hace al público romano encaja por completo con la filosofía de la colección acumulada en los últimos cuarenta años por La Caixa, compuesta por trabajos de artistas reconocidos y emergentes, siempre muy sensible a promover el diálogo, la búsqueda de interconexiones narrativas entre las diversas manifestaciones del arte contemporáneo para prolongar el sentido y la vigencia de las obras.
Además de Juan Muñoz, están presentes otros nombres emblemáticos, españoles y extranjeros, como Antoni Tàpies, Joan Hernández Pijuan, Richard Serra, Fernanda Fragateiro, Donald Judd, Agnes Martin, Thomas Schütte y Rachel Whiteread.
Según declaró a este diario Ignasi Miró, director del área cultural de la Fundación La Caixa, la muestra de Roma es fruto de una colaboración. A cambio de las obras ahora cedidas, viajarán a Barcelona –y luego a Madrid– diez obras fundamentales de Giorgio de Chirico que se expondrán, a partir de julio, como excepcional retrospectiva del artista italogriego, sin precedentes en España, en los Caixaforum de las dos ciudades.
Para Nimfa Bisbe, responsable de las colecciones de la fundación y comisaria de esta muestra, Conversation piece llena un cierto vacío y desequilibrio en la Ciudad Eterna. “Lo que le falta a Roma es arte contemporáneo –subrayó–. No hay tantas manifestaciones en comparación con otras capitales europeas. Está el museo Maxxi y esta galería. Algunas de estas obras les interesan mucho”.
La directora del museo anfitrión, Cristiana Collu, insistió en el valor dialéctico de las obras recibidas y en su interés por convertir la gran sala donde se exponen, en la planta baja del edificio, en una especie de teatro para la interacción artística. En esta ocasión hay un hilo conductor de estética minimalista y una triple relación entre arquitectura, escultura y figura humana.
El conjunto escultórico que da nombre a la exposición, de Juan Muñoz (1953-2001), es una de las obras más representativas del artista, de su estilo narrativo teatral. Fue concebida para el Museo Hirshhorn de Washington, en 1995. Se trata de tres figuras, híbrido de persona y saco, como tentetiesos, personajes cegados, indiferentes al entorno, que discuten con vehemencia e incluso agresividad. Es una conversación enigmática que el espectador debe intuir. De Tàpies (1923-2012) se expone
Gran blanc sense matèria (1965), un ejemplo de su interés por el concepto del vacío, por la nada, por el silencio y la meditación. La superficie de sus cuadros se desnudó en busca de la calma, de lo esencial. En
Un vídeo de Ignacio Uriarte revive el sonido de 32 modelos de las difuntas máquinas de escribir
la obra que se expone en Roma sólo hay una A al revés y dos rayas.
Una de las obras que más interés suscitarán, por su originalidad, es un vídeo de 21 minutos, de Ignacio Uriarte (Krefeld, Alemania, 1972), sobre la historia de la máquina de escribir (The history of the typewriter recited by Michael Winslow), del 2009. Fascinado por el sonido de este artilugio ahora en desuso, Uriarte grabó el tecleo de decenas de estas máquinas. En el vídeo, el actor estadounidense Michael Winslow, conocido por su habilidad para imitar cualquier clase de sonido, reproduce cómo suenan 32 de esas máquinas, modelos diferentes fabricados entre 1870 y 1980. Se trata de un homenaje, como dijo Uriarte, a “un sonido que es parte de la banda sonora de nuestras vidas”, un homenaje póstumo a una víctima de la tecnología.