Expediente Olivier
Personal shopper Dirección: Olivier Assayas
Intérpretes: Kristen Stewart, Lars Eidinger, Sigrid Bouaziz, Anders Danielsen Lie
Producción: Francia-Alemania, 2016. Duración: 105 minutos. Thriller.
Personal shopper tiene un principio inquietante de cine de terror realista, con la protagonista llegando a un caserón abandonado y permaneciendo allí toda la noche a merced de los fantasmas que se manifiestan mediante ruidos misteriosos, pasos, puertas que se cierran o abren, crujidos... Se diría que estamos ante una versión europea, de arte y ensayo por así decirlo, de Expediente
Warren u otros espantables de multisalas, y ese es de hecho el núcleo de la película: la heroína perdió en fecha reciente a su hermano gemelo y espera de él una (prometida) señal de ultratumba. Es un personaje rico y complejo, en busca de respuestas y estabilidad, del que hace una muy lograda composición Kristen Stewart, actriz que con inteligencia está borrando las huellas de su Bella de la saga Crepúsculo con papeles de fuste (En la carretera, Siempre
Alice) o arrimándose a cineastas personales: Ang Lee, Kelly Reichardt, Woody Allen u Olivier Assayas, con quien repite después de la magnífica Viaje a Sils Maria.
Esta historia de fantasmas está adornada con otras tramas que se imbrican en ella. Una atañe al mundo de la moda, la alta costura, las joyerías, etcétera, en cuanto que Stewart ejerce como chica de los recados (la personal shopper del título) de una estrella muy famosa. El ocultismo está presente con ingeniosas citas a la pintora abstracta Hilma Af Klint y Victor Hugo, de quien Assayas incluye fragmentos de un biopic inexistente, rodado por él mismo. Hay también un asesinato y una vibrante intriga de suspense mantenida a través de las conversaciones en WhatsApp entre Stewart y su enigmático acosador. Lo que prevalece en todo momento, sea lo registrado real o sobrenatural, es una atmósfera fantástica, una textura onírica por momentos de naturaleza polanskiana (próxima a El escritor), así como una extraordinaria sabiduría en la puesta en escena, con dominio absoluto de las elipsis (escenas que cortan en bruto), los puntos de vista y el encuadre (el espectro con el vaso en la mano, visto por nosotros pero no por Stewart, que está de espaldas). Una lección de cine.