La Vanguardia

Adiós a su manera

Luis Enrique se despide del Camp Nou pendiente de ampliar sus ocho títulos

- CARLES RUIPÉREZ

Pocos futbolista­s han conectado tanto con el público del Camp Nou como Luis Enrique, que a la epifanía que vivió al dejar el Real Madrid en 1996 para fichar por el Barcelona (“No me reconozco en los cromos vestido de blanco”, llegó a decir) unió su garra, su oportunism­o en los goles y su rebeldía. Rápidament­e la parte más visceral del público lo adoptó como uno de los suyos. El domingo contra el Eibar, el Estadi volverá a decir adiós a Luis Enrique, esta vez no al capitán como en 2004 sino al que se ha convertido en uno de los mejores entrenador­es de la historia del club.

Pase lo que pase en este final de temporada, el técnico de Gijón será siempre recordado por ser el artífice en 2015 de la quinta Copa de Europa que hay en las vitrinas del museo y por culminar el segundo triplete para el Barcelona, tras el de 2009. Con él, el conjunto ha reunido a una de las mejores delanteras del fútbol al juntar a Messi con Luis Suárez y Neymar, autores de 359 goles desde que juegan juntos. Gracias en parte al impulso del tridente, en sus tres campañas al frente el Barça ha levantado ya 8 títulos, que pueden ser nueve con la Copa del Rey o incluso diez si hay una sorpresa en la última jornada de Liga.

Si el domingo un poco antes de las diez de la noche hay un desenlace inesperado al estilo de Tenerife o del penalti de Djukic, la alegría se desbordará en las filas blaugrana. Pero desde el Barcelona se ha querido organizar un homenaje a Luis Enrique, independie­ntemente de los resultados. Desde el club se considera que el entrenador, que decidió no renovar su contrato y se tomará un año sabático, debe salir con honores del Camp Nou pero ha tenido en cuenta la opinión del técnico para consensuar las acciones.

Por propia voluntad del asturiano será un acto sobrio y discreto antes del inicio del partido. Al jugarse el duelo en horario unificado con el Málaga-Madrid, la celebració­n se circunscri­birá en desplegar una lona desde la tercera grada del lateral del Camp Nou hasta el terreno de juego, similar al tifo con el que se felicitó a Messi por sus 500 goles en el Barcelona o se dijo adiós a Xavi Hernández tras 17 temporadas y a Pep Guardiola (“T’estimem, Pep”, se leía).

No está previsto que Luis Enrique tome la palabra. “Tenemos que centrarnos en la competició­n”, es el mensaje que ha transmitid­o a la cúpula el entrenador, que no se perdonaría que el líder perdiese en La Rosaleda y el Barça no hiciese su parte del trabajo.

Lucho tendrá un adiós a su manera, a su semejanza. No hay que olvidar que en su último día como futbolista, el 16 de mayo de 2004, Rijkaard le alineó de titular contra el Racing y le sustituyó en el minuto 59 para que fuese ovacionado. Pero durante el partido el capitán rechazó chutar un penalti que le ofreció Ronaldinho porque él no era el encargado habitual y había tres puntos en juego.

Ese episodio es sintomátic­o del carácter del técnico, que no querrá ensuciar una hoja de servicios en el Camp Nou brillante. Ha dirigido 86 partidos como local –más la final

DE CAPITÁN A ENTRENADOR En el 2004 se marchó como uno de los preferidos de la grada y ahora se va como uno de los mejores técnicos

CENTRADOS EN LA COMPETICIÓ­N El horario unificado limita los actos del inicio del partido y se desplegará una pancarta de agradecimi­ento

de la Copa de 2015– y sólo ha perdido cinco, todos de Liga. Es decir, que deja el banquillo del Barcelona sin haber caído ninguna vez (15 victorias y un empate) en la Champions delante de su público, aunque en los dos últimos cursos fue eliminado en cuartos de final.

Las circunstan­cias del partido del domingo no tienen nada que ver con el derbi del 5 de mayo de 2012, que sirvió para despedir a Guardiola. Entonces era la penúltima jornada –la última jugó en el Villamarín– y el Barça ya había perdido cualquier opción de ser campeón. Así que todo el club se volcó en despedir al técnico más laureado de la historia con 14 títulos con banderolas y mosaico. Aquel día, Leo Messi marcó los cuatro goles y en el cuarto se fue a abrazar al técnico, que después fue manteado por sus jugadores, se dirigió al público y paseó en la intimidad por el césped.

Tampoco ayuda que el domingo faltarán apenas seis días para la final de Copa contra el Alavés en el Calderón. En 2012 quedaban veinte y la fiesta pudo ser más extensa.

En las dos décadas que hace que fichó, Luis Enrique ha vivido 14 años en el Barcelona: ocho como jugador, tres como entrenador del filial (2008-2011) y tres como técnico del primer equipo (2014-17). En esta última etapa de la relación, sólo una vez, tras caer 4-0 contra el PSG, ha escuchado silbidos hacia su persona coincidien­do con unos cánticos del espacio de animación. Y es que Luis Enrique entronca con la tradición del Barcelona de ser cantera de sus propios entrenador­es. No será el último.

 ?? QUIQUE GARCÍA / EFE ?? A Luis Enrique sólo le quedan dos partidos como técnico del Barcelona, el último de Liga contra el Eibar y la final de Copa frente al Alavés
QUIQUE GARCÍA / EFE A Luis Enrique sólo le quedan dos partidos como técnico del Barcelona, el último de Liga contra el Eibar y la final de Copa frente al Alavés

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