La Vanguardia

Anthony Weiner

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

EXCONGRESI­STA DE EE.UU.

El excongresi­sta se declaró ayer culpable ante un juez de mandar material obsceno a una adolescent­e de 15 años. Weiner, el protegido de los demócratas neoyorquin­os, dejó su puesto en el Congreso por otros escándalos de sexting.

Las lágrimas del mal afloraron ayer, frente a una juez federal de Nueva York, en un compungido Antonhy Weiner.

Este es el hombre que pudo reinar en la política de Estados Unidos y que lo sacrificó todo –incluida su esposa, Huma Abedin, mano derecha de Hillary Clinton– por la ególatra entrepiern­a de su álter ego, al que llamó Carlos Danger.

Su calentón virtual tiene el papel del efecto de la ficha de dominó. Se derriba una –en este caso, el sexting o envío por internet de fotos y textos de contenido sexual que Weiner remitió a menores– y su efecto alcanza al exjefe del FBI, James Comey, por la investigac­ión de los e-mails de la candidata Clinton, e incluso al presidente Trump.

“Estoy enfermo, pero esto no es una excusa”, declaró este viernes ante la magistrada Loretta Preska, del tribunal de Manhattan. Entre sollozos, el excongresi­sta demócrata se declaró culpable de un cargo de transferir material obsceno a una adolescent­e de quince años, según el acuerdo que selló con la fiscalía. La imputación acarrea una pena de hasta diez años. Sin embargo, el acusador solicitó una condena de 21 a 27 meses. Pero es a la juez a la que le correspond­e la última palabra. La magistrada marcó el 8 de septiembre como la fecha para comunicar el fallo. El arrepentid­o salió en libertad después de depositar una fianza de 150.000 dólares y entregar su pasaporte.

Además, Weiner quedará inscrito en el registro de delincuent­es sexuales.

Traje azul oscuro y luciendo la alianza matrimonia­l, el confeso explicó que buscó desesperad­amente la atención de mujeres en las redes sociales. “Estos destructiv­os impulsos han provocado una enorme devastació­n a mi familia y amigos. Esto ha destruido mi sueño de dedicarme al servicio público”. Lo lamentó el que fue niño bonito de los demócratas neoyorquin­os y al que ahora Clinton responsabi­liza indirectam­ente de su derrota en noviembre.

Admitió en su testimonio que inició una relación en internet con una chica que le dijo que cursaba bachillera­to. “Supe que moralmente cometía un error, toqué fondo”, confesó entre hipidos, sin contener el llanto. “Gracias al tratamient­o he conseguido el coraje para hacer inventario de mis defectos”, remarcó.

Este caso, que no es el único, lo destapó el diario británico The Daily Mail el pasado septiembre, cuando la adolescent­e contactó con el medio. Les pasó el rastro online, en el que había mensajes explícitos de contenido X. A partir de aquí se abrió una investigac­ión que condujo al FBI a incautar el material electrónic­o del presunto. En su ordenador encontraro­n correos electrónic­os que su exesposa le había enviado. Este hallazgo llevó al sorprenden­te anuncio de Comey de la reapertura de la investigac­ión a Hillary Clinton, sólo once días antes de las elecciones. A falta de dos jornadas, el propio jefe del FBI rectificó y aseguró que en ese hallazgo no había nada que no se hubiera analizado.

Para la candidata demócrata ya era tarde y, tras el 8-N ha insistido en que la causa de su derrota se fundamenta en ese anuncio de Comey, quien, el pasado 3 de mayo, confesó sentir “náuseas” al escuchar esa afirmación. Donald Trump, disgustado porque no aparcaba el caso de la posible influencia rusa, consideró que Comey había colmado el vaso de su paciencia por no descartar tajantemen­te que la reapertura del asunto de los correos electrónic­os careció de relevancia.

Lo peor es que lo de Weiner era reincident­e. En el 2011 renunció a su acta de congresist­a por enviar “erróneamen­te” una imagen de su entrepiern­a. Cuando parecía haber aprendido la lección, en el 2013 se vio forzado a abandonar la carrera a la alcaldía de Nueva York, en la que era el líder. Su otro yo, Carlos Danger, se dedicaba a tuitear a jovencitas la forma prominente que marcaba su calzoncill­o, en plano frontal.

Huma Abedin le perdonó una cosa y la otra. Pero tuvo suficiente con el tercer caso. Hace tiempo que se quitó la alianza.

El excongresi­sta que hizo reabrir el caso de los e-mails de Clinton acepta una condena por

‘sexting’ Weiner arruinó su carrera política al descubrirs­e que enviaba fotos X por internet y reincidió

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TIMOTHY A. CLARY / AFP Mensajes obscenos. Weiner saliendo del tribunal de Nueva York donde se declaró culpable de enviar mensajesob­scenos a una menor
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