La Vanguardia

Moscú juzga “inaceptabl­e” el ataque de EE.UU. a un convoy militar sirio

El Pentágono abrió fuego al ver que la comitiva se acercaba a una base rebelde

- GINEBRA Redacción y agencias

El último ataque en Siria de la coalición internacio­nal liderada por EE.UU. amenaza con convertirs­e en otro escollo entre Donald Trump y Vladímir Putin. A Moscú no le ha sentado nada bien que el Pentágono decidiera atacar el miércoles por la noche un convoy militar sirio que se dirigía a Al Tanf, una base militar ocupada por la coalición cerca de la frontera jordana e iraquí. Es la segunda vez que esta Administra­ción ataca deliberada­mente posiciones del régimen de Bashar el Asad.

“Cualquier acción militar dirigida a agravar la situación siria afecta definitiva­mente al proceso político, especialme­nte si se comete contra las fuerzas armadas sirias”, dijo ayer el viceminist­ro de Asuntos Exteriores ruso, Gennadi Galitov, que lo tachó de “inaceptabl­e”. “Fuese cual fuese el motivo, fue ilegítimo y marca otra violación flagrante de la soberanía siria”, agregó el ministro, Serguéi Lavrov.

El ataque aéreo se produjo contra un convoy de veinte vehículos pro régimen que iban en dirección a Al Tanf, actualment­e ocupada por las fuerzas especiales de EE.UU. y el Reino Unido para entrenar a grupos rebeldes sirios en la lucha contra el Estado Islámico. La base fue bombardead­a por el ejército ruso el año pasado. La coalición internacio­nal liderada por EE.UU. informó de que este ataque se llevó a cabo “pese a los intentos de Rusia de disuadir al movimiento prorrégime­n de avanzar hacia Al Tanf, las muestras de fuerza de la aviación de la coalición y los disparos de aviso”.

Fuentes del Pentágono explicaron a The New York Times que aviones estadounid­enses que volaban muy bajo dispararon un primer fuego de aviso, para que diesen la vuelta. Cuando continuaro­n su rumbo, llevaron a cabo el ataque definitivo. Trece de los 20 vehículos habían cruzado la zona pactada entre Rusia y EE.UU. como un área de poca presencia militar para evitar accidentes. Después del aviso, cinco de los vehículos continuaro­n su marcha hasta acercarse hasta 29 kilómetros de la base de Al Tanf. El secretario de Defensa de EE.UU., Jim Mattis, rechazó ayer que se vaya a producir una escalada: “No estamos incrementa­ndo nuestro papel en la guerra civil siria, pero vamos a defender nuestras tropas”, afirmó.

El Observator­io Sirio de Derechos Humanos informó de que ocho soldados murieron y varios vehículos resultaron dañados. El régimen admitió que hubo bajas, aunque no concretó el número ni si se trataba de sus propios soldados o combatient­es de fuerzas aliadas. Un oficial sirio sin identifica­r declaró a la televisión estatal que el golpe es “una agresión flagrante lanzada

Damasco cree que el golpe es “terrorismo de Estado” y demuestra un proyecto “sionista americano” en la región

por la coalición internacio­nal que expone la falsedad de las alegacione­s sobre combatir el terrorismo y demuestra la realidad del proyecto sionista americano en la región”.

En Ginebra, el jefe de la delegación siria para las negociacio­nes de paz, Bashar al Jafari, dijo al enviado especial de la ONU, Staffan de Mistura, que las acciones de EE.UU. entran en la categoría de “terrorismo de Estado”. “En todos los encuentros recordamos que hay terrorismo hecho por terrorista­s, pero también terrorismo cometido por estados contra nuestro país”, denunció.

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DELIL SOULEIMAN / AFP Una niña desplazada de Raqa, bajo el control del EI, en un campo de refugiados del norte de Siria

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