Díaz intenta frenar en su propio feudo el ímpetu de la campaña de Sánchez
La guerra de sillas en Sevilla, 5.000 frente a 3.000, muestra equilibrio de fuerzas
El censo del PSC, volcado con Sánchez, pierde posiciones y se sitúa tras Andalucía, Valencia y Madrid
El duelo al sol en Sevilla con el que Susana Díaz quiso responder a Pedro Sánchez, por la “provocación” de organizar su penúltimo acto de campaña en su propio feudo, y justo junto al puente de Triana para más inri, se dirimió en singular “guerra de sillas”. Un duelo que, al menos por el volumen de entusiastas reunidos, se saldó a favor de la presidenta de la Junta. Sólo faltaba.
Unos 5.000 simpatizantes aplaudieron a rabiar a Díaz, frente a unos 3.000 que animaron a Sánchez a recuperar mañana en las primarias el trono de Ferraz, según las cifras que ofrecieron sus respectivos equipos. Ambos, a orillas del Guadalquivir, a la misma hora y separados por apenas 1,5 kilómetros. Ganó Díaz por aforo, pero tratándose del epicentro de su poder, Sánchez demostró con su acto el equilibrio de fuerzas con el que los dos llegan a la reñidísima cita con las urnas.
Díaz, con todas sus tropas en estado de máxima alerta ante el ímpetu de la campaña de Sánchez, echó el resto en el mitin. Logró hacerse acompañar por Alfonso Guerra, quien no obstante no tomó la palabra, y actuó como principal telonero el alcalde de la capital hispalense –“¡esto parece una olla a presión de socialistas con muchas ganas de ganar!”, clamó–, además de Micaela Navarro y Nino Torre. “¡Vamos a levantar el PSOE para volver a levantar este país!”, insistió Díaz, que prometió implantar “la unidad y la coherencia” del PSOE andaluz a todo el PSOE.
Sánchez tuvo en su acto, como invitada de honor, a la alcaldesa de París, una emocionada Anne Hidalgo, y tomó la palabra también el alcalde de Dos Hermanas, Francisco Toscano. Y el estratega sevillano de su campaña, Alfonso Gómez de Celis, que advirtió que muchos de los que asistían en ese mismo momento al mitin de Díaz acabarían votando a Sánchez. “¡Qué ganas tenemos de votar!”, instó Sánchez.
Sevilla es justo el epicentro desde el que irradia todo el poder de Díaz, como presidenta de la Junta, líder de los socialistas andaluces y, por tanto, “accionista mayoritaria” del PSOE. Un partido que quiere dirigir totalmente a partir de las trascendentales primarias de mañana. Y para lograrlo, cuenta con la plataforma más poderosa: los 45.848 militantes andaluces que podrán votar. Casi un 25% del cuerpo electoral de estas primarias, que es de 187.949 afiliados. El principal contrapeso de Sánchez para reducir el amplio diferencial que Díaz logrará en Andalucía es el PSC. Pero el censo de los militantes catalanes sufrió una notable merma al imponer la gestora de Ferraz que sólo pudieran votar los militantes al corriente del pago de su cuota, como en el conjunto de España. Los electores del PSC, así, quedan reducidos a 13.899, apenas el 7% del total. El PSC, mayoritariamente volcado con Sánchez, pierde peso en el conjunto del PSOE. De hecho, pierde hasta su tradicional segundo lugar en el ranking socialista, y pasa al cuarto, por detrás de las federaciones de Andalucía, Valencia (17.173 militantes) y Madrid (14.323).
No obstante, como ya demostró la recogida de avales, Sánchez gana en muchas federaciones y tiene al alcance de la mano contrarrestar el diferencial andaluz. La militancia socialista está muy movilizada ante la polarización de esta pugna. Y se estima que cuanto mayor sea la participación en las urnas, mayor será el beneficio de Sánchez. Pues bien, todo apunta a una participación “histórica”: la recogida de avales activó al 40% de la militancia en el 2014, y en estas primarias avaló hasta el 70% del censo.