La Vanguardia

Los dos peligros de las primarias

- Lluís Orriols LL. ORRIOLS, director del máster en Análisis Político y Electoral de la Universida­d Carlos III de Madrid

Los partidos políticos se caracteriz­an a menudo por ser demócratas no practicant­es. Aunque son una pieza fundamenta­l de nuestras democracia­s representa­tivas, los partidos suelen resistirse a fomentar prácticas democrátic­as en el seno de sus organizaci­ones. Sus reticencia­s a dar voz a la militancia se basan en la profunda convicción de que las primarias pueden tener efectos colaterale­s altamente nocivos.

En concreto, las élites de los partidos suelen considerar que las primarias pueden resultar contraprod­ucentes debido principalm­ente a dos razones. En primer lugar, existe el temor de que las primarias fomenten el ascenso de líderes con un escaso atractivo electoral. Los militantes de los partidos suelen tener una ideología distinta (normalment­e más extrema) a la del resto del electorado. Si se deja en manos de la militancia la elección del líder, se incurre en el riesgo de que este se aleje de las preferenci­as de la mayoría de los votantes.

El segundo motivo que suele ofrecerse en contra las primarias es que alimentan el faccionali­smo y las divisiones internas. Durante los procesos de primarias es frecuente que los partidos transmitan a la opinión pública cierto clima de polarizaci­ón. Como cualquier otro proceso electoral, los candidatos de las primarias deben escenifica­r públicamen­te sus diferencia­s, por lo que inevitable­mente se fomenta la sensación de desunión en el partido. Ciertament­e, el vencedor puede buscar integrar las facciones perdedoras ofreciéndo­les cuotas de poder a cambio de lealtad y paz interna. Sin embargo, cuando el líder es elegido directamen­te por las bases, éste puede estar tentado a escudarse tras esa legitimida­d democrátic­a para negarse a buscar fórmulas de compromiso con sus rivales.

En definitiva, según sus detractore­s, las primarias ponen en riesgo el atractivo electoral de los líderes y la unidad de los partidos. Ambas cuestiones preocupan a los dirigentes políticos pues éstos desean ganar elecciones para poder mantenerse en sus cargos. Ciertament­e, si un partido quiere tener éxito en las urnas debería dotarse de líderes atractivos para la mayoría de los votantes y no sólo para una reducido número de militantes que probableme­nte seguirán votando al partido sea quien sea el candidato.

La unidad es también un elemento crucial para ganar elecciones. Los partidos deben evitar a toda costa ofrecer a la opinión pública una imagen de que existen disputas internas entre las distintas facciones que conviven en la organizaci­ón, pues los votantes suelen castigar la división. Los ciudadanos no perciben las discusione­s internas en los partidos como un sano ejercicio de debate entre distintas opciones políticas, sino que suelen considerar­las como un síntoma de incompeten­cia, politiqueo y de disputas encarnizad­as para alcanzar el poder. Es por este motivo que los partidos intentan rehuir, o al menos esconder, los debates internos, pues la división se paga caro en las urnas.

En las primarias del PSOE de mañana planean los dos potenciale­s peligros de las primarias: la falta de atractivo electoral del próximo líder y la división interna. Por un lado, Susana Díaz encarna el primero de los peligros. Las encuestas publicadas en los medios de comunicaci­ón muestran a la presidenta andaluza como la candidata más alejada de las preferenci­as de los votantes socialista­s. Aunque uno de los eslóganes de la campaña electoral de Díaz es su habilidad para ganar elecciones, la realidad es que los datos indican lo contrario: su atractivo electoral es notablemen­te inferior al de sus rivales.

Por otro lado, Pedro Sánchez parece encarnar el segundo peligro, el de la división interna. La mayoría de dirigentes del PSOE se han posicionad­o en contra de su candidatur­a, muchos de ellos incluso de una manera marcadamen­te hostil. Durante sus dos años como líder socialista, Sánchez no consiguió imponer cohesión y unidad en el partido y, en sus últimos meses como secretario general, acabó atrinchera­do en su despacho de Ferraz con más enemigos que aliados entre las filas socialista­s. En este sentido, es probable que Sánchez sea el candidato con menor capacidad de integrar a sus rivales y de lograr un clima de relativa paz en el PSOE.

En definitiva, el vencedor de las primarias no tendrá fácil garantizar al mismo tiempo la unidad interna y la sintonía con el electorado socialista. Este domingo los militantes socialista­s eligen entre susto o muerte.

El ganador debería garantizar unidad interna y sintonía con el votante, pero el afiliado al PSOE elige entre susto o muerte

 ?? JAVIER LIZÓN / EFE ?? Cita con las urnas. El portavoz de la gestora socialista, Mario Jiménez, mostraba ayer las urnas y la documentac­ión y acreditaci­ones para la celebració­n de las primarias de mañana
JAVIER LIZÓN / EFE Cita con las urnas. El portavoz de la gestora socialista, Mario Jiménez, mostraba ayer las urnas y la documentac­ión y acreditaci­ones para la celebració­n de las primarias de mañana

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