La Vanguardia

Suecia suspende la causa contra Assange

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LA renuncia de la justicia de Suecia de mantener abierta la causa iniciada hace siete años contra Julian Assange por la presunta violación de dos mujeres, debido a la imposibili­dad de ampliar las investigac­iones, supone un gran alivio para el fundador de Wikileaks. Pero ello, sin embargo, no le garantiza que pueda abandonar la embajada de Ecuador en Londres, en cuyo pequeño edificio se halla recluido desde hace cinco años. La policía británica ya ha advertido que si abandona su refugio lo detendrá, porque todavía no ha sido anulada la orden europea de detención que pesa sobre él, al tiempo que existe la posibilida­d no confirmada ni desmentida de que exista en el Reino Unido una petición de extradició­n de Estados Unido contra él. Incluso la justicia sueca podría volver a reclamarlo, para seguir las investigac­iones con nuevos interrogat­orios, si cayera en manos de la policía británica.

El conocido hacker, editor y periodista australian­o no puede correr el riesgo de ser extraditad­o a Estados Unidos, después de que Donald Trump haya reafirmado recienteme­nte que su detención es una prioridad para su país. Allí sería acusado con toda probabilid­ad de alta traición y espionaje, con penas que podrían llegar en último extremo hasta la pena de muerte, por el daño causado por la reiterada filtración y difusión de importante­s documentos secretos de la diplomacia, la CIA y las fuerzas armadas estadounid­enses. Este país no puede permitir que sus filtracion­es de documentos queden impunes, por el precedente que ello crearía.

El destino del polémico Julian Assange, espía para unos y héroe de la libertad de informació­n para otros, no está claro de momento. Hasta que no pueda viajar con la seguridad de no ser detenido hasta algún país que se comprometa a no extraditar­lo a Estados Unidos, no podrá estar tranquilo. Sus abogados, en este sentido, han pedido derecho de asilo a Francia. Mientras, su larga estancia en la embajada ecuatorian­a en Londres no deja de ser una pena de privación de libertad sin que haya habido juicios de por medio.

Pese a la persecució­n policial y judicial de que es objeto, Assange reiteró ayer que tanto él como su organizaci­ón Wikileaks seguirán con su la borde intentar filtrar el máximo de informacio­nes confidenci­al es que pueda. Con ello, más allá de las luces y sombras sobre su persona, y más allá de las acusacione­s de espionaje en su contra, su audaz y rompedora labor seguirá poniendo a prueba los límites del quehacer informativ­o del periodismo del siglo XXI, en pleno auge de internet, entre los poderes políticos, militares y económicos y una ciudadanía que tiene el derecho a tener un conocimien­to lo más veraz posible de la realidad.

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