Clases a los especialistas para afrontar el alcoholismo fetal
El síndrome de alcoholismo fetal (SAF) no es nada nuevo, pero en casi ninguna consulta de pediatría, de ginecología, de especialistas en drogas o de psiquiatría infantil o de adulto, ni en las aulas, por descontado, les sonaba hasta ahora esas siglas. Al menos en estas latitudes. Hasta que empezaron a cumplir años un grupo amplio de niños que tenían en común haber nacido en países del Este y tener dificultades para aprender, comportarse, atender, tener amigos y funcionar como la mayoría. En una porción importante de ese grupo se sospecha el síndrome y gracias a ellos se empieza a hacer visible en niños y adultos autóctonos.
Por eso las jornadas organizadas por Vall d’Hebron sobre el SAF, sobre todo para aprender a detectarlo, se llenaron ayer de profesionales de todos los equipos que tienen algo que ver con el bienestar de esos niños.
“Necesitamos difundir el diagnóstico diferencial del SAF porque es difícil y muy diverso y porque no pensar en él nos lleva a que esas personas tengan un tratamiento y un apoyo claramente insuficiente”, reconoce Núria Gómez, psiquiatra coordinadora de este tema en Vall d’Hebron.
Rasgos faciales como el surco nasolabial grande y plano, ojos pequeños, microcefalia, personas muy delgadas y bajas, con afectaciones cognitivas y conductuales que no mejoran, una gran inmadurez que perdura, ingenuidad, dificultades en lenguaje, en el manejo del dinero, en la capacidad de planificar, a veces un cociente intelectual bajo, a veces no, impulsividad, falta de atención... Todo eso puede estar presente o no.
“El infradiagnóstico es un problema a escala mundial, pero el hecho de que el profesional no reconozca esas señales de alarma supone que ni su familia ni sus profesores le entienden y probablemente le estén exigiendo muy por encima de sus posibilidades. Necesitamos esa visión de conjunto para atender todo el cuadro y proponer medidas eficaces para su mejoría”, señala la psiquiatra. “Porque siempre hay posibilidades de mejora si se trabaja”.
Gracias a los muchos niños llegados de países del Este que sirvieron de señal de alarma, la Generalitat ha puesto en marcha un plan conjunto entre Salut y Benestar Social para estudiar la prevalencia del problema (de momento están reclutando pacientes) y para que el SAF esté presente en el protocolo de niño sano y en las recomendaciones antes del embarazo.