El placer de la buena comedia
Estreno de La isla en La Sexta, un reality de superación que reúne a catorce hombres ávidos de aventuras. La fórmula, cien por cien masculina, copia el formato original y, si la audiencia responde, propiciará una edición sólo con mujeres y otra edición mixta. Su aportación respecto a otros formatos de supervivencia es la ausencia de premios y clasificaciones. La intención, pues, busca más los principios de la autoayuda y el deporte de riesgo que el espectáculo de la discordia y del naufragio impostado. El presentador, Pedro García Aguado, mantiene un papel discreto, de introductor, y es lógico teniendo en cuenta que son los participantes quienes tienen que filmarse y aportar todas las imágenes que serán utilizadas para el montaje. El resultado es una hora virtuosamente editada para transmitir la cronología de unas dificultades que, si no son verdad, lo parecen.
ALESSANDRA MASTRONARDI. Si
la primera temporada de Master of none (Netflix), del cómico Aziz Anzari, aportaba creatividad y sabia nueva a un modelo de comedia que reflexionaba sobre la diversidad racial de Nueva York huyendo de tópicos flácidos, la segunda perfecciona estas virtudes. ¿Cómo? Con nuevos filones de inspiración que la transportan a un modelo de comedia romántica actualizada. El distanciamiento irónico que retrataba las afinidades electivas de un actor soltero de origen indio en una ciudad aparentemente neurasténica y hostil se traslada a Italia para iniciar un viaje introspectivo de madurez que llevará al protagonista a enamorarse de una italiana extraordinariamente magnética. La evolución de la serie es tan sorprendente como estimulante, ya que en esta temporada encontramos todo lo que nos gustaba de la primera y, además, el aliciente de multitud de homenajes al cine italiano y a un humor que alterna la corrosión contemporánea y la clásica guerra de sexos con momentos de altísima inspiración en los que Anzari logra acercarse a la ternura irresistible de Chaplin. También ayuda el personaje de Francesca, interpretado por una Alessandra Mastronardi que supera todas las expectativas inspiradoras que sugiere su nombre (probadlo en vuestras casas después de haberla visto: masticad una hoja de menta y repetid en voz baja al es sandra mas tronar di,
así, de un tirón, y entenderéis todo el esfuerzo de realismo romántico que Anzari despliega en esta espléndida segunda temporada). Más comedia: la segunda temporada de El fin de la comedía, de Ignatius Farray. Es otro caso de evolución positiva de un personaje que suele abusar del exceso preadolescente y la grosería provocadora. En esta ocasión, consigue el equilibrio entre la comedia generacional autorreferencial (desde Louie a El
crack) y escenas inspiradas que juegan con unos diálogos inteligentes y que incluye situaciones falsamente costumbristas muy bien trenzadas que hacen pensar en una mezcla imposible entre el memorable ¿Qué fue de
Jorge Sanz? de David Trueba y el Curb your enthusiasm de Larry David. Una de las virtudes de Farray es su habilidad para jugar con el absurdo, huyendo de los clichés más castigados del género.
La evolución de ‘Master of none’, de Nueva York a Italia, es tan sorprendente como estimulante