“Hay que reafirmar el periodismo de verdad”
CARME CHAPARRO PERIODISTA Y ESCRITORA
Carme Chaparro es una conocida periodista y presentadora de noticias de televisión metida a escritora. Esto no sería nada del otro mundo –y menos en un país donde raro es el famoso que no publica un libro– si no fuera porque esta salmantina formada y profesionalmente curtida en Barcelona ha ganado el premio Primavera de novela de Espasa con su primer relato, No soy un monstruo: una historia dura y negra contada con velocidad y sin rodeos.
A usted le gusta escribir desde niña. Entonces, ¿por qué ha tardado tanto en sacar su primera novela? Ja, ja, eso me pregunta mi madre. Como cuento en la novela, muchos editores me llamaban para que escribiera un libro. Pero yo le tengo mucho respeto a la literatura. La lectura me ha mantenido anclada al mundo y me ha dado fuerza; por ejemplo, en esos momentos de la adolescencia en los que no terminaba de encontrarme... Yo, además, no era de las populares en clase. El caso es que siempre tuve mucho respeto a la literatura. Me parecía imposible imaginar y escribir las historias que leía y me fascinaban.
Eso cambió hace un año, ¿no?
Sí. Un día, al salir de la tele, se me ocurrió un final basado en una noticia que habíamos contado en el informativo. Le di una vuelta y pensé: ¿y si esto no hubiera ocurrido por accidente sino porque alguien lo hubiera provocado para conseguir algo? Llegué a casa, cogí el ordenador y lo apunté.
Empezó por el tejado.
Lo que tenía me pareció estupendo como final. Luego recordé una historia que tenía en la cabeza desde hacía tiempo, que es lo que le sucede al principio del libro a una madre que va con tres niños en el coche: corresponde a un hecho real sucedido en Castellón en 1997. Tenía final y arranque, así que me puse a escribir y pronto las piezas fueron encajando.
Los periodistas no salen muy bien parados en su libro.
Bueno, toda novela necesita a sus malos. Hoy, en este oficio nos vemos muy coaccionados por la web y las redes, que nos empujan a dar titulares cada cinco minutos. Esa prisa y esa presión para llegar los primeros te pueden llevar a descuidarte. Si Twitter mata gente antes de tiempo, los periodistas también. O nos precipitamos y contamos historias inventadas o falsas. Recuerdo aquel caso de una niña víctima de acoso de Mallorca que acabó en urgencias porque se iba a morir… Y al final resultó que los padres se lo habían inventado todo. Tal vez hace 10 años esa historia hubiera pasado por filtros periodísticos por los que ahora no pasa.
¿Hay que hacer autocrítica?
Sí, tenemos que hacerla todos los periodistas. Hay que parar un poco. Con tanta información en las redes, mucha gente puede pensar: para qué voy a leer periódico, o poner la tele o la radio, sí ya por internet me entero de lo que pasa. Precisamente nuestro trabajo consiste, entre otras cosas, en decir: quieto, parado, vamos a reflexionar. Nuestro deber es coger todos esos miles de tuits y enlaces a Facebook, ponerlos en contexto, verificarlos y presentar el resultado en forma de discurso de actualidad inteligible. Afortunadamente, creo que empezamos a volver a eso: a lo que para mí es el periodismo de verdad, que tenemos que reafirmar.
No sé si por el hábito profesional, su libro tiene un ritmo acelerado e incluso un aire cinematográfico. ¿Lo escribió pensando en una película o serie? No, pero me lo ha dicho mucha gente. Y no será porque haya muchas descripciones. Porque me aburren soberanamente esos largos fragmentos para contar cómo es una habitación. Prefiero decir lo que siento en esta habitación. Sí creo que, sin habérmelo propuesto, la novela es cinematográfica en cuanto al ritmo.
Así que ha sido sin querer. Pero le gustaría ver lo que cuenta en una pantalla, claro. Ojalá, claro. De hecho tengo un par de amigas actrices que me han dicho que se animarían. Maribel Verdú fue una de las primeras que se la leyó. Cuando le pasé las galeradas, me metió un mensaje para decirme: “Eres más mala que Pierre Lemai-