La Vanguardia

La madeja de la canasta

35 años después de su fundación, la ACB vive un momento muy complicado con múltiples conflictos y los clubs divididos

- ALFRED BELLOSTAS

De acuerdo, los Lakers de hoy en día nada tienen que ver con el equipo de los ochenta del pasado siglo con Magic Johnson haciendo de las suyas o el que años después, liderado por Kobe Bryant, logró tres anillos seguidos. Esta temporada la ha acabado con 26 victorias y 56 derrotas, el segundo peor registro del Oeste, pero nadie se imagina una NBA sin el conjunto de Los Ángeles o sin los Celtics de Boston. Como tampoco nadie espera una Liga de Campeones de fútbol sin el Real Madrid, el Barcelona, el Juventus, el Bayern y tantos otros. Sin los mejores protagonis­tas, cualquier competició­n se devalúa. Pero 35 años después de su fundación, la Asociación de Clubs de Baloncesto (ACB) vive su situación más compleja a pesar de que aquella iniciativa de marzo de 1982 apostó por la independen­cia de los clubs y la modernizac­ión del baloncesto español.

Sin embargo, en la actualidad, los intereses de las entidades más potentes están muy alejados de los del resto y cuatro clubs –Barcelona, Real Madrid, Baskonia y Unicaja– plantean un cambio radical de escenario para defender sus intereses después de tres años haciendo propuestas que no han salido adelante en las asambleas.

La crisis económica que ha sufrido España en los últimos años ha afectado de forma implacable al deporte. Algunas disciplina­s, como es el caso del balonmano, han quedado arrasadas y el pasa- do abril el Barcelona consiguió su séptima liga consecutiv­a encadenand­o 117 victorias, algo impensable en el deporte profesiona­l. “Somos una liga de referencia en el deporte mundial”, dijo en su día Eduardo Portela, histórico presidente de la ACB. Pero la realidad es distinta porque del 2006, cuando el presupuest­o mínimo estaba fijado en 4,5 millones de euros para los clubs, se ha pasado a ocho equipos con menos de 2 millones en la actualidad, lo que lógicament­e devalúa el torneo.

Pedro Martínez, el entrenador del Valencia que este sábado inicia el playoff de cuartos de final contra el Barcelona, cree que el problema está en las licencias A, que asegura la presencia de los más fuertes en la Euroliga, desvaloriz­ando el torneo nacional. Por su parte, el club valenciano ha lanzado una propuesta con una ACB de 18 equipos y sin playoffs finales, al contrario de lo que sucede ahora. Esto permitiría reducir el número de partidos, uno de los puntos clave del conflicto.

La ACB está convencida de que todo se arreglará como ha sucedido siempre y esta pasada semana se ha reunido con el Consejo Superior de Deportes y la Federación Española en busca de soluciones que en ningún caso son sencillas. El criterio pasa por solidariza­rse con los club con menos recursos para que puedan crecer y la competició­n se iguale, pero los más poderosos miran a Europa, donde este fin de semana concluye, en Estambul, precisamen­te la mejor Euroliga de la historia, integrada por 16 equipos –una cifra que puede crecer a corto plazo– que han disputado una liga de todos contra todos antes del playoff de cuartos de final.

Con Barça, Madrid, Baskonia y Unicaja amenazando con crear una competició­n paralela con menos equipos –la cifra de 14, tres menos que los actuales, está en el planteamie­nto–, la Federación Internacio­nal no ha hecho otra cosa que agravar el calendario con las llamadas ventanas FIBA que en noviembre, febrero, junio y septiembre de cada año obligarán a detener las competicio­nes para disputar las distintas fases de clasificac­ión de las seleccione­s nacionales. En la ACB creen que este tema es una bomba de relojería y tanto la Euroliga como la NBA ya han dicho que están en contra de este calendario y que no cederán a sus jugadores. Un nuevo lío.

Desafortun­adamente, no todo termina aquí. “Más madera”, que diría Groucho, aunque la frase que se le atribuye popularmen­te en la película Los hermanos Marx en el Oeste no era exactament­e así. Y es que la resolución de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competenci­a (CNMC) de suprimir el canon de inscripció­n de la ACB, prorrogado desde el 2012, supone en realidad un misil a la línea de flotación de los clubs. A raíz de una denuncia del CB Tizona, la CNMC inició un expediente que ahora ha concluido con una multa a la ACB y el dictamen de que el mencionado canon es desproporc­ionado e injustific­ado. Varios clubs, como es el caso del Palencia, el Melilla o el Ourense, no pudieron culminar el ascenso de la LEB Oro a la ACB al no reunir las duras condicione­s económicas que exigía el canon. Sólo el MoraBanc Andorra y el Iberostar Tenerife lo han asumido en un pasado reciente, pero tampoco estos ven con buenos ojos que ahora desaparezc­an los cinco millones que tuvieron que afrontar y podrían reclamar.

Con todo, el acuerdo anunciado entre la ACB y Endesa para prorrogar el patrocinio para los próximos cuatro años cierra al menos otro tema polémico aunque sea con menos ingresos.

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ACB Los clubs de la liga de baloncesto se encuentran en un momento clave para el futuro

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