NO SOLO CHULETONES .
La oferta del Lomo Alto es fundamentalmente carnívora, pero no solo. Las estrellas son, desde luego, las chuletas enteras a la parrilla (que pueden ser de ternera nacional madurada, de vaca seleccionada europea o de vaca vieja madurada) y los centros de lomo limpios (de vaca europea, de vaca vieja madurada o de buey gallego madurado). Cada una de estas carnes se ha sometido a un proceso diferente de maduración. La ternera permanece en la cámara entre 35 y 50 días, mientras que la vaca vieja y el buey, excepto el de la entrada, que madura entero, están entre 60 y 120 días. Todas las piezas se sirven acompañadas de pimientos del piquillo confitados, patatas fritas y ensalada verde. Quien quiera degustar otros cortes puede pedir entrecot de ternera con salsa bearnesa, solomillo de ternera a la brasa o hamburguesa de buey, y, si no quiere comer carne de vacuno, la oferta es bastante amplia e incluye pollo de corral a la brasa, costillar de cerdo asado, conejo y butifarra de Calaf, cordero lechal a la parrilla y paletilla de cordero lechal. Y aunque el restaurante está dedicado a la carne, si algún comensal prefiere el pescado puede elegir entre rodaballo, bacalao y pulpo cocidos a la parrilla. Entre los entrantes destacan la lechuga asada a la parrilla y condimentada con escamas de bacalao salado, y la ensalada de tomate con ventresca de atún y cebolla tierna. No faltan los embutidos, evidentemente, de carne de vacuno, y sobresalen los entremeses de la casa a base de cecina artesana premium, chorizo, salchichón, sobrasada y lengua curada de buey. La sobrasada merece un capítulo aparte, ya que es el único embutido elaborado en el propio restaurante.