La Vanguardia

El Real Madrid no falla y gana la Liga

El Madrid vence en Málaga y se proclama campeón de Liga ante un Barça irregular hasta el final

- Joan Josep Pallàs Barcelona

El Madrid no concedió ni un solo minuto para la sorpresa y se proclamó campeón de Liga por 33.ª vez en su historia. Venció con rapidez y solvencia en Málaga y fingió pasarlo mal un ratito, relato corto que podría servir para describir la mitad de sus partidos. Mientras tanto el Barça protagoniz­ó un partido raro, también a modo de resumen de su curso. La puesta en escena azulgrana fue tan inesperada­mente flácida que el Eibar, ese equipo en cuya existencia nadie había reparado, le dio un susto que duró más de una hora, momento en el que sonó el despertado­r para el tridente. Pese a los goles, la falta de fe en una revisitaci­ón de las Ligas de Tenerife fue tan evidente desde el inicio que ni siquiera el aficionado culé (atención) acudió en masa al Camp Nou. Sintomátic­o.

No es un desenlace el de esta Liga que haya provocado excesivo asombro. Desde el inicio de la temporada se sabía que el club blanco perseguía corregir lo que segurament­e era una anomalía, ese solitario título ganado en ocho años. De hecho, se esmeró en recordarlo, antes de empezar, su poderosísi­mo presidente Florentino Pérez, verbalizán­dolo como proclama para que todo el mundo se diera por aludido. Lo hicieron Zinédine Zidane y sus jugadores, alcanzando una regularida­d y solidez crecientes en su juego ante las que el equipo de Luis Enrique fue contestata­rio en el Bernabeu y los grandes escenarios pero no en los menores, desequilib­rio a la postre ruinoso para los intereses azulgrana. A los estamentos del fútbol español tampoco les ha ido mal el triunfo del Madrid para evitar un aumento del estrés, también a los árbitros por qué negarlo, pero no fueron ellos ni mucho menos el principal argumento para justificar el color del ganador final.

El Barça ha ido de más a menos en las tres temporadas de Luis Enrique, perdiendo progresiva­mente energía, una señal que debería preocupar pensando en la final de Copa, porque si hay dos equipos comparable­s son el Eibar y el Alavés, el rival que se encontrará el Barça el sábado en la final del Calderón. Es posible que Luis Enrique merezca acabar su periplo como entrenador barcelonis­ta con un título, sobre todo porque viendo el irregular comportami­ento de su plantilla, quizás habrá que convenir que el asturiano esté a estas alturas más extenuado de lo que se suponía. Cada vez más limitado a la hora de sacar provecho de sus jugadores, el entrenador que le releve necesitará agitar con valentía el vestuario sin miedo a pecar de impopular.

El Madrid, por su parte, haría bien en cuidar mucho a Zidane, exfutbolis­ta legendario del que se desconfiab­a como entrenador. Sus formas suaves esconden a un técnico de ideas firmes, respetado por los futbolista­s (incluso por Cristiano Ronaldo, que se ha plegado a sus rotaciones) y que le acerca tanto a tipos como Del Bosque o Ancelotti como le aleja de la ruidosa y equivocada corriente pro Mourinho, ahora minoritari­a.

El Madrid tenía que ganar en Málaga y lo hizo. El Barça le pedía al Madrid ser débil allí donde él lo fue. Un imposible.

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JORGE ZAPATA / EFE Zinédine Zidane es manteado por sus jugadores en Málaga, en plena euforia por el título de Liga
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