La hazaña de Sant Boi
En el corazón de la antigua huerta del Baix Llobregat cada día se hace realidad una hazaña construida sobre un grito: “Ferro Sant Boi!”. La encarna la Unió Esportiva Santboiana, el equipo de rugby más antiguo de España, el introductor de este deporte en el que siempre se ha mantenido en Primera División, a menudo en los lugares destacados. Ahora mismo ha conquistado la Copa del Rey en las peores condiciones; en el campo del adversario, el estadio de Zorrilla en Valladolid, ante 20.000 personas y un millar de sus seguidores. Pocos días después ha ganado el pase a las semifinales del playoff de Liga. Es un ejemplo magnífico. Signo vivo de lo que representa construir capital social y capital humano. En el 2021 conmemoran el centenario, y será una fecha que deberíamos sentir como propia, más allá de Sant Boi y del Baix Llobregat, porque simboliza rasgos muy característicos del país. La resistencia constructiva a las dificultades, el trabajo bien hecho como signo de excelencia personal, salir a ganarse la vida, la individualidad que sabe jugar en equipo, y también, por supuesto, posee algunos de nuestros defectos, pero estos dejémoslos para el segundo centenario.
Sant Boi es el clúster de un deporte de señores, los que lo juegan y los que lo miramos, en el que no tiene cabida el griterío del insulto, la falta de respeto, el fingimiento del deportista, el antijuego, lo que en otros deportes llaman, precioso eufemismo, “falta táctica”.
Pero no es el único ejemplo de esfuerzo formidable del deporte catalán. No descubriré ahora Badalona, la Penya y el baloncesto, Granollers y el balonmano de excelencia, Reus y el hockey. Y seguro que me dejo alguno.
Lástima que este trabajo tiene como contrapartida un miserable apoyo de la Generalitat. ¿Qué consejero fue al reto de Valladolid? ¿Qué espacio le dedican las múltiples cadenas de la televisión de la Generalitat? El partido de cuartos de final fue emitido, sí, pero por la Xarxa de Televisions Locals. Podrían hacer mucho para construir un país deportivo más allá del fútbol, y sé lo que me digo como antiguo presidente del Comité Olímpico de Catalunya, antes, durante y después de los Juegos de Barcelona. Pero están a tiempo de rectificar. El centenario de la Santboiana es una ocasión, y más allá de la efemérides, Badalona, Granollers, Reus y tantas otras poblaciones con deportes minoritarios y punteros, lo esperan y lo necesitan.