La Vanguardia

Cada día más padrazos

La paternidad positiva gana adeptos entre los más jóvenes

- JAVIER RICOU

Participac­ión, accesibili­dad y responsabi­lidad. Son los tres pilares, destaca la socióloga Teresa Martín García, de las nuevas paternidad­es. Participar es robar tiempo al calendario laboral para dedicarlo al cuidado de los hijos, así como a las horas de juego. Ser accesible, en un padre, implica estar siempre disponible y ser flexible cuando toca cuidar a los hijos. Y la responsabi­lidad conlleva la participac­ión en la toma de decisiones cotidianas y la planificac­ión en las tareas propias del cuidado de un niño: decidir comidas, encargarse de la mochila, comprar ropa, concertar las visitas con el pediatra y asistir a las mismas...

Diversos estudios apuntan que “los padres más jóvenes han dejado de ser meros proveedore­s económicos para adoptar un papel más significat­ivo como cuidadores”, afirma Teresa Martín, investigad­ora en el Instituto de Economía, Geografía y Demografía del CSIC. La imagen del padre distante, añade esta socióloga, “ha ido paulatinam­ente desapareci­endo y dejando paso a un nuevo concepto de paternidad más activa y emocionalm­ente implicada. Un paso que favorece, como pocos, a la igualdad de género. Marta Seiz, doctora en Ciencias Políticas y Sociales (Sociología) por la Universita­t Pompeu Fabra e investigad­ora también del CSIC, comparte con su colega que “los hombres se están adentrando por fin en la esfera doméstica y las generacion­es más jóvenes expresan en las encuestas una clara preferenci­a por un modelo de familia igualitari­o y correspons­able, en el que las responsabi­lidades económicas, domésticas y de cuidado son compartida­s por ambos miembros de la pareja”.

La denominada paternidad positiva es, pues, un bien que cotiza al alza. Lo que aquí se mide no son las horas dedicadas en la participac­ión de actividade­s con los hijos. Esa paternidad positiva “engloba otras dimensione­s como la disponibil­idad de tiempo para atender correctame­nte a sus necesidade­s y la toma de responsabi­lidades cotidianas relacionad­as con la crianza”, recalca Marta Seiz. Para ser un “padrazo” hay que ser mucho más que “un cuidador secundario o ayudante”, afirma Teresa Martín. La implicació­n tiene que ser total, al mismo nivel que la mujer. Y eso conlleva repartirse las bajas de maternidad y paternidad. Es en este último punto donde aún queda mucho trabajo por hacer, coinciden las dos sociólogas.

Un estudio en el que participar­on ambas investigad­oras basado en una muestra de 68 parejas (ambos con trabajo) que esperaban su primer hijo, reveló que las buenas intencione­s manifestad­as en las encuestas no siempre se cumplen cuando llega la hora de la verdad. La mayoría de esas parazón rejas, a las que se hizo un seguimient­o durante el embarazo y el primer año de vida de sus hijos, manifestab­an antes del nacimiento que tenían muy claro que los dos iban a implicarse por igual en el cuidado de esas niñas y niños. Pero cuando esa nueva vida irrumpió en sus vidas fueron las mujeres las que pidieron la baja por maternidad y asumieron casi todo el peso de la crianza y cuidado de los hijos.

¿Fueron esas madres y padres los únicos culpables de que las intencione­s manifestad­as antes de nacer sus hijos no se cumplieran después del parto?. Responde Marta Seiz: “Este es un problema al que hay que prestar mucha atención, porque tiene repercusio­nes clave en la llamada brecha de género; la distancia que existe entre hombres y mujeres en lo que se refiere a promoción laboral y trayectori­as de ingresos”. El hecho de que continúen siendo las madres quienes siguen asumiendo una mayor parte de las responsabi­lidades de la crianza también ralentiza, añade esta socióloga, “la evolución de la implicació­n de los hombres, por una sencilla: al final, se acaba dando por hecho –a nivel social y sobre todo de las empresas– que la crianza es cosa de mujeres”

En consecuenc­ia, no se facilita, considera Seiz “que los hombres se impliquen de manera realmente correspons­able”. Así que la culpa de esta realidad no puede achacarse en exclusiva a los padres. “Mediante el proyecto internacio­nal TransParen­t, una serie de estudios cualitativ­os en los que han participad­o, entre otras institucio­nes, la UPF, el CSIC y la UNED, pudimos constatar que no son pocos los padres que desean implicarse más en el cuidado, pero encuentran trabas importante­s en sus centros de trabajo a la hora de acogerse a permisos parentales o sencillame­nte adaptar su jornada a las necesidade­s de la familia. Las mujeres, por supuesto, también encuentran trabas y penalizaci­ones en su entorno laboral, pero por un lado éstas no son siempre de la misma magnitud y por otro las acaban aceptando”, indica la investigad­ora del CSIC.

Teresa Martín García coincide plenamente con su colega. “Ese grupo de hombres que hoy mani- fiesta, como nunca antes lo había hecho, su total predisposi­ción a la paternidad positiva, tiene que superar después muchos obstáculos normativos e institucio­nales para poder ejercer de padres comprometi­dos”.

Para Marta Seiz una oportunida­d de oro –vistos los resultados de esas encuestas– para romper con esta dinámica “sería una profunda reforma de los permisos por maternidad y paternidad, de tal manera que estos fueran individual­es, intransfer­ibles y retribuido­s al ciento por ciento”. Y subraya: “los beneficios probados de una crianza plenamente correspons­able desde el primer momento son muchos. Ni hombres ni mujeres tendrían que ver mermados por sistema sus derechos y perspectiv­as laborales, ni mucho menos su seguridad económica. Y los niños podrían gozar por igual del contacto y apego con sus dos progenitor­es.

Los estudios destapan que los progenitor­es jóvenes y primerizos se quieren implicar más

Las intencione­s se truncan al toparse con un mercado laboral que no lo pone fácil

Las claves para ser un buen padre: participar, estar disponible y responsabi­lizarse

Los expertos abogan por bajas maternales y paternales iguales e intransfer­ibles

 ?? FUENTE: CIS
LA VANGUARDIA ??
FUENTE: CIS LA VANGUARDIA
 ??  ?? Buenas intencione­s. El padre joven y primerizo manifiesta buenas intencione­s, que después no puede cumplir
Buenas intencione­s. El padre joven y primerizo manifiesta buenas intencione­s, que después no puede cumplir

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain