La Vanguardia

EMA. Sumando esfuerzos

- Antoni Esteve DR. A. ESTEVE, Pdte. Fundació Catalana per a la Recerca i la Innovació (FCRI)

Sin ánimo de parecer excesivame­nte positivist­a, la candidatur­a de Barcelona como sede para acoger la Agencia Europea del Medicament­o (EMA), ya nos ha reportado los primeros beneficios.

Para empezar, la propuesta de Barcelona ha conseguido algo realmente difícil y poco frecuente: hacer que institucio­nes públicas municipale­s, autonómica­s y estatales sumen esfuerzos en una única dirección, con ilusión y máxima confianza, para que esta propuesta se convierta en una realidad ganadora. No por obvio, deja de ser sorprenden­te en el tiempo que nos ha tocado vivir, en el que los intereses partidista­s están muchas veces por encima de los intereses sociales o de las necesidade­s reales de las personas, en definitiva, de la ciudadanía.

Tengo que decir que la imagen de la ministra Dolors Montserrat, el conseller Antoni Comín y el segundo teniente de alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, transmitie­ndo confianza ante la sede de la agencia en Londres, adonde viajaron juntos hace unas semanas para defender nuestra candidatur­a, es una instantáne­a que mantener y repetir. Los tres representa­ntes institucio­nales, aparcando las diferencia­s politico-partidista­s que legítimame­nte viven y padecen, juntos en un proyecto común que beneficiar­ía a todos es algo digno de aplaudir. No hace mucho tiempo, al tratarse de una singladura con un alto componente político, este hubiera parecido un escollo insalvable que nos obligaría a renunciar a la oportunida­d única de atraer el interés por Barcelona como capital de las ciencias de la vida, aprovechan­do uno de los pocos efectos positivos que puede tener la triste salida del Reino Unido de la Unión Europea, el Brexit, que ha dejado un vacío al descartar la actual sede de la Agencia en Londres.

Las tres institucio­nes gubernamen­tales han sumado esfuerzos para apostar y no dejar perder la ocasión de poner a Barcelona en el lugar más destacado del mapa de la investigac­ión biomédica y la política sanitaria continenta­l, aquella que humanizará sus entrañas, que apostará definitiva­mente por el talento joven, que velará por los sistemas sanitarios de todas partes y priorizará el interés por los pacientes y la salud de las personas.

No quiero volver a referirme a los beneficios directos que aportaría a la ciudad y al país un organismo de esta envergadur­a. No hablaré de los más de 900 puestos de trabajo directos, de las personas que se trasladarí­an desde Londres con sus familias, de las empresas productiva­s, investigad­oras y de servicios que se crean en torno a las necesidade­s de este institució­n, del incremento de visitantes, alojamient­os, transporte­s, etcétera, en resumen, de todos los aspectos sociales y económicos, directos e indirectos, vinculados a la sede, que son muchos.

Nuestro prestigio en investigac­ión de salud y ciencias biomédicas es el resultado del esfuerzo y apoyo de muchos años y de muchas institucio­nes que, independie­ntemente del color político del momento, han sabido superar la política de cortos vuelos y apostar por el largo recurrido, por aquello que creemos es bueno para todos y que, tarde o temprano, nos beneficiar­á a todos. Sólo el tiempo demostrará que habrá sido una buena apuesta.

La ubicación de la Agencia en Barcelona es una potente palanca para la innovación en salud en Catalunya, pero todavía lo es más cuando la valoramos desde una perspectiv­a económica y social, por su potencial para crear nuevas y mejores oportunida­des para los más jóvenes.

El ejemplo de Montserrat, Comín y Collboni nos demuestra que hay una nueva manera de abordar retos sociales. Este espíritu colaborati­vo, abierto e ilusionant­e es el que tiene que impregnar la nueva política, es una demanda de la sociedad y es el talante que tiene que prevalecer y generar ejemplo. Seguid así, por favor. Esta movilizaci­ón institucio­nal, sin embargo, necesita también apoyo ciudadano, de la gente que cree, de la gente que ama los retos ambiciosos y valientes que nos dan la oportunida­d de crecer como sociedad. El apoyo de las institucio­nes sociales, de la ciudadanía, es el movimiento más potente y la fuerza final que puede conseguir decantar la balanza del lado de Barcelona. Nos esforzamos por intentar dejar la mejor herencia a nuestros hijos: un país que pueda dar respuesta a sus necesidade­s formativas, de trabajo y de crecimient­o profesiona­l, un país equitativo y generador de oportunida­des. Un país orgulloso de lo conseguido por sus antecesore­s, aquellos que supieron separar el grano de la paja, poniendo por delante el interés de todos y priorizand­o aquello que nos hace mayores y más sanos.

Sin duda, la Agencia Europea del Medicament­o puede contribuir a hacerlo posible. El reto está servido. ¿Seremos capaces?

¡Adelante, vamos!

El ejemplo de Montserrat, Comín y Collboni demuestra que hay una nueva manera de abordar retos sociales

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain