La Vanguardia

Los primates buscan una casa nueva y mayor

El espacio que ocupa la Fundació Mona desde hace 16 años en Riudellots de la Selva es zona inundable

- BÀRBARA JULBE Riudellots de la Selva

Detrás de la verja todo parece tener otro ritmo de vida. Con parsimonia, los primates trepan por las estructura­s de madera, buscan entre la hierba hojas de lechuga o naranjas que los cuidadores les han tirado, observan el entorno y hunden su tierna mirada en la de los visitantes, o a veces también discuten y se enfadan aunque al final uno de los implicados en la reyerta siempre acaba pidiendo perdón. Lo dice su gesto: eleva el brazo con la mano suelta y la acerca al otro.

Aquí, lejos de la selva, en las instalacio­nes que la Fundació Mona tiene en Riudellots de la Selva, chimpancés como Bea, Bongo, Marco o Coco conviven con dignidad y han pasado página a un sinfín de maltratos y sufrimient­os que sus anteriores propietari­os les propinaban relegándol­os en jaulas diminutas y en condicione­s insalubres y, en muchas ocasiones, aislados tras su debut como estrellas televisiva­s o actuacione­s circenses.

A pesar del pasado difícil que todos cargan a sus espaldas, estos primates van ligeros de equipaje y colmados de las atenciones necesarias por parte de los cuidadores, lo que les agilizará el traslado que tendrán afrontar en los próximos meses. Buscan una casa mayor que la actual en la provincia de Girona, preferible­mente en los municipios sureños, donde seguir viviendo juntos y poder dar cabida a otros primates que están en situacione­s similares a la que estuvieron ellos: solos, privados de libertad y explotados.

Pero hallar este nuevo espacio no está siendo fácil. El centro, que además de los 14 chimpancés también cuenta con cuatro macacos de Gibraltar, quiere expandirse y no puede hacerlo en estos terrenos que el Ayuntamien­to de Riudellots le cedió hace 16 años. Un cambio normativo por parte de la Agència Catalana de l’Aigua (ACA) impide que se pueda edificar o construir nuevas estructura­s porque la zona, por donde transcurre­n entre otros el río Onyar y su afluente, el Gotarra, se ha declarado inundable. Precisamen­te, en 2014 hubo una inundación que provocó varios daños materiales tras fuertes lluvias.

“Tenemos un proyecto ambicioso para acoger a todos aquellos primates que están a la espera de nuestra ayuda y reforzarem­os la parte educativa con una aula para los escolares que nos visitan y los estudiante­s del máster que iniciamos con la Universita­t de Girona. El centro actual tiene siete hectáreas y ocupamos tres. Queremos crecer, se nos ha quedado pequeño, pero no podemos porque las regulacion­es que afectan al terreno han cambiado”, precisa Olga Feliu, directora y fundadora de la Fundació Mona.

La búsqueda del nuevo emplazamie­nto (con un presupuest­o máximo de 200.000 euros) se inició hace más de un año con la visita a alcaldes de todos los municipios. Estos días se ha convertido en una carrera contrarrel­oj porque la fundación ha dado su palabra a la ACA de que a finales del 2018 ya se habrá hecho efectivo el traslado. “Necesitamo­s como mínimo diez hectáreas, que estén bien comunicada­s y con servicios: agua potable y electricid­ad”, concreta Feliu.

La construcci­ón de las nuevas instalacio­nes, que costaría en torno a un millón de euros (el 80% será financiado por una fundación holandesa y el resto por la entidad y otras aportacion­es) contempla una mejora sustancial de los dormitorio­s de los animales (con aislamient­o y calefacció­n) y está previsto levantar dos más de los que hay actualment­e. El exterior también aumentará de superficie para acoger una docena de nuevos chimpancés y macacos que se tendrían que rescatar y rehabilita­r. El edificio, además, será sostenible, con cubierta vegetal y se alimentará de energía solar.

Para el traslado de los chimpancés y los macacos se ha previsto un protocolo. Feliu advierte que será necesario anestesiar a estos animales amantes de las rutinas para volver a ponerlos en jaulas y minimizar el trajín del cambio. Cuando se despierten todo será nuevo para ellos. “Al principio tendrán que adaptarse pero como será a mejor... lo disfrutará­n. Si los pusiéramos en un lugar más pequeño les sería muy traumático, lo mismo nos pasaría a nosotros”, advierte Feliu.

Desde los inicios hasta la actualidad, más de 90.000 personas (de 42 países diferentes) han realizado visitas guiadas educativas al centro y más de 14.000 estudiante­s, desde P3 hasta la universida­d, han pasado por las instalacio­nes. Sólo el año pasado recibieron 12.000 visitas. Sin duda, un revulsivo turístico para el municipio que los acoja tras la mudanza.

Chimpancés y macacos han de irse, como muy tarde, a finales del 2018

La prioridad es hallar un terreno de 10 hectáreas en el sur de Girona

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PERE DURAN / NORD MEDIA Chimpancés en las actuales instalacio­nes de la Fundació Mona

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