Viñales aprieta y Rossi se cae
El de Roses gana a Rossi su primer pulso y se dispara en el liderato al caerse el 46 y Márquez
“¡Increíble, increíble! Después de dos carreras desastrosas, ganar en la última vuelta es fantástico. Necesitaba una victoria así”. Maverick Viñales resucitó en Le Mans, su circuito talismán –aquí logró su primera victoria mundialista en el 2011 y su primer podio en la cilindrada reina–, y vuelve a mandar, con mano de hierro, en el campeonato de MotoGP. El de Roses salió muy reforzado del Bugatti. Primero, por recuperar el sabor de la victoria; segundo, por haber vencido en su primer pulso directo a Valentino Rossi; y tercero, por aprovecharse de las caídas del italiano y de Marc Márquez, que le disparan en el liderato con 23 puntos sobre el Dottore y 27 sobre el de Cervera. Segunda jugada maestra del ampurdanés.
La primera había sido en Argentina, donde Maverick se apuntaba su segunda victoria y abría una primera brecha sobre el de Repsol Honda al beneficiarse de la caída del 93. Pero dos carreras seguidas fallidas, por culpa del neumático delantero suministrado por Michelin (caída en Austin y 6.º en Jerez), le llevaron a perder 30 puntos con Márquez y a ceder el liderato a Rossi. Por suerte para Maverick, apareció en su horizonte Le Mans, salvador y con efecto revitalizador.
Viñales cedía la ventaja de la pole a un efervescente Johann Zarco en el arranque, que tenía ganas de hacer vibrar a su gente. El francés, impresionante novato de la categoría, lideró la carrera en las primeras seis vueltas empujado con la motivación y unos neumáticos blandos que le daban ventaja sobre los dos Movistar Yamaha. Una aventura que duró hasta que Viñales quiso. En la séptima vuelta, viendo que Rossi empezaba a achucharle, el de Roses dijo basta y tomó la iniciativa con un adelantamiento limpio a Zarco.
Sorprendentemente, el francés aguantó con solidez en la segunda plaza en labores de persecución –no dejó alejarse a Maverick a más de 5 décimas–, y con dos huesos como Rossi y Márquez detrás, que nunca le inquietaron. Es más, el italiano y el catalán iban con la lengua fuera para seguir el ritmo de cabeza. Sobre todo Márquez, con problemas de agarre delante que evidenció en cuanto Pedrosa comenzó a amenazar su cuarta plaza. “Mi objetivo era luchar por el 4.º o 5.º puesto y ser competitivo hasta el final; intenté ir con cuidado, pero por alguna razón perdí el agarre de delante de repente. No me esperaba este error”, se lamentaba Márquez, que quedó fuera de combate a falta de 11 vueltas. Segunda caída en cinco ca- rreras, tantas como todo el 2016, y octava en lo que va de temporada.
El desenlace se precipitó a falta de 6 vueltas, cuando Viñales dio una vuelta de tuerca a su ritmo y abrió un hueco de 6 décimas con Zarco, incapaz de seguirlo. Inmediatamente, Rossi se aproximó al francés y le dio el zarpazo para que no se alejase definitivamente Maverick. Empezó entonces el duelo final por la victoria. El primer mano a mano entre el maestro y su delfín, que aún no se habían encontrado cara a cara.
El pulso fue breve pero intenso. Rossi olió la sangre y recortó al ampurdanés 7 décimas en dos giros; a falta de tres vueltas le pasó limpiamente e intentó marcharse. Pero Viñales aguantó pegado. Se lo jugarían todo a la última carta de la vuelta final, que abrió Valentino con 4 décimas de ventaja. Sin embargo, en la séptima curva, Musée, ante la presión de Maverick, Rossi cometió un error y se fue largo. Viñales recogió el regalo y apretó los dientes para encarar los últimos 7 ángulos. “Intenté hacer el último parcial sin mirar atrás y a tope; sólo quería cerrar huecos, era mi obsesión”.
A falta de tres curvas, en la 11, Rossi perdió la rueda trasera y se fue al suelo. Doble regalo para Viñales. “Dos de mis rivales han sumado un cero... Pero esto es muy largo”, admitía Viñales, que llegará a Mugello con 23 puntos sobre Rossi, 27 sobre Márquez... y 17 sobre Dani Pedrosa, el nuevo perseguidor del líder. El vallesano, muy constante, se benefició de las dos caídas para acabar tercero, detrás del otro triunfador del día, Zarco: el primer francés en un podio de MotoGP en 8 años, desde De Puniet en Gran Bretaña’09.