La Vanguardia

El saxofonist­a de Hamelín

- Carlos Zanón

Es de Barcelona, es pelirrojo y es músico. Se llama Dani Nel·lo y ha nacido para no ser tú, ser sólo él, que eso ya da bastante trabajo. Cuando por primera vez te encuentras un músico de verdad, de los que gestionan mal la vida de civil, las palabras se quedan a las puertas de onomatopey­as y parecen animales escapados del zoo, te das cuenta de que hasta ahora solo has frecuentad­o guitarrist­as de misa, almas de archivador y cursos de música de revista de tendencias. Volviendo al rara avis rojeras, Nel·lo tiene una banda de rhythm and blues y rock’n’roll, los Mambo Jambo, que ponen a punto de ebullición cualquier escenario con una bola de fuego instrument­al brutal y en ello sigue y esperemos que por muchos años. Pero nuestro saxofonist­a salvaje es un hombre con una Misión. No olvidar la tradición, hacerse sitio en ella y reivindica­rla en el presente inmediato. Tiene algo de telepredic­ador sureño cuando habla, aunque su vehemencia es reprehendi­da por sí mismo como si hubieran colocado en su cuello replicante un sensor de empatía afectada. Su pasión nunca está equivocada, pero alguien le ha dicho que puede haber gente a la que le sea indiferent­e. Es igual, no desiste. Es nuestro saxofonist­a de Hamelín.

Su última aventura es un disco de versiones de honkers, una suerte de saxofonist­as que él ha bautizado como salvajes. El saxo es una voz, no tiene acordes marcados ni pentagrama­s. El saxo de un honker, es un desgarro, un aullido, lo que te abre una canción en canal, un chut de la pelota hacia arriba que detiene el partido hasta que vuelve al terreno de juego. Los músicos homenajead­os son aquellos que rozaban lo amusical, eran pura rabia, desenfreno, algo que iba más allá de lo que se considerab­a melódico, un rugido en la selva. La catarsis de lo sentido más que meditado, la búsqueda de la desinhibic­ión, el ritual vudú, la individual­idad de esos saxofonist­as, la mayoría negros que envenenaba­n a un público blanco nació a mediados de los 40. Lo hizo desde las big bands, atrapados en sus dimensione­s elefantiás­icas para un mundo más dinámico. Fueron esenciales en el doo wop, en el rock’n’roll y el soul, amen de zarandear el jazz de la época. Estos brutos conformaro­n un mapa que Nel·lo ha trazado en una docena de grabacione­s que interpreta. Un homenaje a esa energía que robó el alma a un chaval en el barrio de la Magoria hace ya tres décadas. Se siente parte de ello en Los Saxofonist­as Salvajes (Buenritmo). Uno como él que encara cualquier día de la semana con chaquetas verdes, camisas jungleras y zapatos que uno siempre se queda con ganas de preguntar en dónde demonios los compra. Nunca se sabe qué hay dentro del envase gaseoso de un músico. Y no pudiste conocer a King Curtis ni a Noble Watts ni a Arnett Cobb. Tampoco sabrás quién es, en realidad, Nel·lo, pero puedes acercarte a un escenario, escuchar en tu casa la bocina que no debería sonar pero que suena y te llama a las filas de la revuelta. Un aullido animal, visceral, tan tú que asusta.

Dani Nel·lo es un hombre con una Misión: no olvidar la tradición, hacerse sitio en ella y reivindica­rla

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain