Jóvenes y analfabetos financieros
Uno de cada cuatro adolescentes españoles no sabe leer una factura simple
FORMACIÓN EN LA ESCUELA La OCDE insta a España a evaluar de forma sistemática la aplicación del currículum
EL PAPEL DE LAS FAMILIAS Los asuntos del bolsillo se hablan en casa, pero sin intención de instruir
El informe PISA 2015 retrata a unos adolescentes españoles poco avezados en temas financieros, pese a que adquieren conocimientos específicos en la escuela. En general, demuestran una escasa experiencia con el manejo del dinero, debido no tanto a deficientes conocimientos en matemáticas o comprensión lectora, como a una falta de madurez que les impide anticiparse a los gastos que comporta una compra (ir al cine pero no pensar en el coste de la vuelta o la compra de una pizza, o planear la adquisición de una moto sin pensar en el gasto del seguro o de la gasolina que hará falta) o comprender productos financieros como notas bancarias o descifrar lenguaje económico para diferencias, por ejemplo, salario neto o bruto. En este sentido, aquellos chavales con más formación y con más diálogo en casa sobre aspectos económicos muestran mejores competencias.
El Informe PISA 2015 de Competencias financieras, que ha evaluado a los alumnos de 15 años de 15 países, sitúa a España en el puesto número 10 con una puntuación de 469, veinte puntos por debajo del nivel que alcanzó en el 2012, y por debajo de la media de la OCDE (489). Lejos, en todo caso, de los países que van en cabeza, China, Rusia y Bélgica.
Uno de cada cuatro españoles de 3º de ESO es capaz de tomar decisiones sencillas sobre gastos cotidianos pero presenta grandes dificultades para entender una factura. Cada vez que un joven decide comprar un móvil o utilizar su dinero en gastos personales está tomando una decisión financiera, subraya el informe, enfrentándose a situaciones que requieren priorizar los desembolsos, ser conscientes de los costes, y estar alerta ante la posibilidad de fraude o engaño.
Un grueso de la población de esta edad tiene contactos con el dinero de forma habitual. Sea por que trabaja ocasionalmente en tareas sencillas y esporádicas (clases particulares, canguros, reparaciones) o en verano (lo que hace una cuarta parte de los estudiantes), sea porque recibe una paga mensual (38%) o sea porque recibe regalos de familia y amigos en forma de dinero (80%). Un 8% dice tener tarjeta de débito y la mitad, una cuenta bancaria, con la debida autorización de sus padres. Estos jóvenes clientes muestran mayor competencia (37 puntos más) que los alumnos que no tienen ningún contacto con el banco aunque el estudio subraya que no es suficiente: si bien 5 de cada 10 son clientes del banco, sólo 3 son capaces de entender las notas que les envían.
Por tanto, la experiencia monetaria parece quedarse en sencillas transacciones. El 25% no sabe como se usa una tarjeta y sólo un 6% (frente a un 12% de media en la OCDE) sabría comprender al comercial del banco que le vende un productos financiero. Asimismo, y aunque como se ha señalado, la
mitad tiene una cuenta bancaria, sólo un 10% distinguiría un posible estafa en un mail en el que se pide que, por un problema del banco, el cliente identifique sus datos. Se muestran así vulnerables a los timos online mientras que su experiencia en compras por internet no es poca: seis de cada diez ha realizado alguna adquisición.
Casi el 80% de los estudiantes españoles conversa con sus padres sobre asuntos monetarios al menos una vez al mes, pero la OCDE señala que este debate familiar no está asociado a la alfabetización financiera de estos jóvenes. De hecho si fuera con esa intención ayudaría mucho a introducirse en un contexto financiero. Es lo que sí destacan los españoles es en el nivel de ahorro. El 66% guarda el dinero para cuando lo necesite (frente al 63% de la OCDE), una tendencia mayor entre aquellos chavales con mejor nota financiera.
También el origen importa. Un 11% de los 1.750 estudiantes españoles que participaron en la evaluación nació en un país extranjero y su puntuación está 33 puntos por debajo de los que no tienen un contexto de inmigración. Se trata de familias con más posibilidades de no tener trabajo, salario y con dificultad para abrir una cuenta en el banco y sin cultura financiera local.
En términos internacionales, los jóvenes de 15 años en los quince países analizados, a un paso de adquirir cierta autonomía económica y personal respecto a la familia (un proceso menos acelerado en países latinos donde no adquieren compromisos de créditos para pagar la universidad) muestran escasas destrezas financieras, en general, en un contexto económico que está adquiriendo cada vez más complejidad. Esta situación preocupa a la OCDE. “Los países estudiados en PISA están lejos de alcanzar un mínimo conocimiento financiero incluso en países y economías que lo hacen mejor”, indicó ayer Angel Gurría, director de la OCDE, durante la presentación del informe en París.
“Estos estudiantes no conocen bien un presupuesto sencillo o la relación entre lo que comporta comprar un vehículo y los costes que entrañan esta compra, como el pago del seguro y la gasolina”, añadió. El presidente del BBVA, Francisco González, también presente en la presentación llamó a “sumar esfuerzos y, entre todos, avanzar en una cuestión tan relevante para el bienestar de las personas”. La entidad ha invertido en 9 años más de 67 millones de euros en el desarrollo de programas.
La OCDE recomienda políticas educativas focalizadas en los alumnos con peores resultados, en corregir las desigualdades de estudiantes de diferentes contextos económicos, en evaluar sistemáticamente la forma de enseñar competencias financieras (y señala a España en este punto) y, finalmente, en dar la oportunidad a los jóvenes en aprender mediante la experiencia real fuera de la escuela. Esto es especialmente importante en el caso de las chicas. Y destaca la importancia de abordar la formación a las familias (se resalta la buena experiencia en Brasil).