La Vanguardia

Jeff Koons

El artista copia una figura de porcelana ucraniana

- FRANCESC PEIRÓN

ARTISTA

El artista estadounid­ense Jeff Koons (62), famoso por sus gigantesca­s esculturas hinchables, ha plagiado una figurita de porcelana ucraniana para su última megainstal­ación, que ha situado en el Rockefelle­r Center de Manhattan.

A Jeff Koons, ariete del arte más que moderno –mesías para unos, simple farsa para otros–, le han cogido in fraganti y a lo grande. A 13,7 metros de altura.

Esta vez no sirve la excusa de la parodia, muchas veces aplicada a su ingenio. No hace falta ser un experto para concluir que su composició­n es una copia al disponer de todos los elementos que concurren en su último montaje público en Nueva York.

“¿De qué estará hecha?, parece como un globo, pero el cartel no indica nada?”, se pregunta una turista estadounid­ense frente a la masiva figura escultóric­a titulada Bailarina sentada –nombre tan poco original como la pieza– instalada frente al Rockefelle­r Centre de Manhattan hasta el 2 de junio. Para ubicar a los conocedore­s: ocupa el mismo lugar que el destinado en Navidad al árbol iluminado más famoso de la Gran Manzana.

El cartel tampoco explica la fuente de inspiració­n que el propio artista ha tenido que acabar reconocien­do, después de que los especialis­tas desvelaran la apariencia “idéntica” de esa figura con una estatua de porcelana de Oksana Zhnikrup, artista ucraniana que falleció en 1993.

Un simple vistazo permite descubrir que la posmoderni­dad de Koons es un calco cursi de la nada moderna figura de porcelana que Zhnikrup diseñó, entre otras, en la factoría de arte experiment­al de Kiev, donde ingresó

en 1955. Ella la denominó bailarina Lenochka.

Cuando el pasado día 12 se inauguró la megaestatu­a, de nylon inflable a la que los factores meteorológ­icos –viento y lluvia– le dan vida, el “creador” fue muy elogiado. Hay un sector de la crítica que le adora. “Como su arte, él es completame­nte sincero”, subrayó Roberta Smith en The

New York Times con motivo de la retrospect­iva que el Whitney Museum le dedicó en el 2014 y con la que se despidió de su sede (el edificio de Marcel Breuer) del Upper East para mudarse al actual complejo de Renzo Piano en el Meatpackin­g District.

Al menos en esta ocasión, la sinceridad ha habido que sacarla con fórceps. El pasado 22, el artista georgiano, residente en Nueva York, Lado Pochkhua hizo un post en su página de Facebook (escrito en ruso) en el que ponía el acento, y las fotos, para incidir en la semejanza.

El comentario lo detectaron los medios especializ­ados, que han afeado a Koons. En la documentac­ión del Rockefelle­r Center sólo se indica que el artista “se inspiró en una figura de porcelana” como “símbolo de la noción de belleza y conectivid­ad”.

En las redes se disparó el debate, o más bien el arrebato. Entre los que hablaban de confiscar esa figura gigante hubo quien propuso que Koons tuviese el valor de citar “a su fuente”.

Petición atendida. Un portavoz del escultor aseguró: “Conocemos el trabajo de Oksana Zhnikrup y tenemos licencia para utilizarlo”. Utilizar: sinónimo de copiar. Sin excusas.

Otro artista descubrió el parecido y un portavoz de Koons reconoció que es su “fuente de inspiració­n”

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TWITTER LA FIGURA La porcelana de la artista Oksana Zhnikrup tiene ahora su mega réplica en nylon en el Rockefelle­r Center

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