La Vanguardia

Escultura en el Poblenou

La familia del escultor lamenta la falta de apoyo público

- JOSEP PLAYÀ MASET

Abre en Barcelona la nueva sala de exposicion­es dedicada a Josep Maria Subirachs, un espacio en el que se exponen un centenar de obras de distintas etapas y estilos, algunas inéditas, que pretende ser también un núcleo de debate y de actos culturales.

Desde hoy Barcelona cuenta con otra sala de exposicion­es, dedicada a un solo artista: Josep Maria Subirachs. En la calle Batista, del Poblenou, muy cerca de donde nació, se inauguró ayer el Espai Subirachs, concebido y realizado por los tres hijos del escultor tras fracasar sus negociacio­nes con la administra­ción para que la obra de su padre estuviera en algún museo público. Se exponen aquí un centenar de obras de distintas etapas y estilos, algunas inéditas, y el objetivo es que el centro sea también un núcleo de debate y de actos culturales.

La obra catalogada de Josep M. Subirachs (1927-2014) consta de 4.200 piezas, entre esculturas, dibujos, grabados, medallas, joyas, tapices y otros objetos. El legado a sus hijos está formado por 500 obras, la mayoría de las cuales formaban parte del proyecto museístico que iba a patrocinar Caixa Penedès en un palacete de la calle Princesa. La crisis y el hundimient­o de las cajas de ahorros abortó el proyecto, así como posteriore­s intentos de disponer de un espacio público.

Judith Subirachs, historiado­ra del arte y especializ­ada en la obra de su padre, dijo ayer que “no es momento de hacer reproches, sino de alegrarnos al poder cumplir la promesa que le hicimos de abrir su obra al público y hacerlo en el Poblenou”. Sin embargo, lamentó que en Catalunya “hay una generación de artistas, los Guinovart, Cuixart, Ràfols Casamada, Maria Girona, Hernández Pijuan, Torres Monsó, Marcel Martí, Subirachs y otros, que no están representa­dos en los museos, son demasiado jóvenes para el MNAC y mayores para estar en el Macba”. Actualment­e ni el MNAC ni el Macba tienen obra de Josep Maria Subirachs expuesta.

De momento, el Espai Subirachs abrirá de forma gratuita y dentro de un año se valorará si es sostenible. La exposición se abre con obras de su juventud, imitación de sus maestros noucentist­as como Enric Casanovas, continúa con su etapa expresioni­sta (destaca su pieza Europa) y culmina con sus esculturas abstractas (entre ellas, la más conocida, Tekel), aunque en los últimos años volvió hacia una nueva figuración. Son obras más libres, sin el corsé de los 150 encargos públicos que llegó a tener por todo el mundo.

Judit Subirachs considera que la obra de su padre es más valorada en el extranjero, en países como Japón, Corea o China (el año pasado una exposición suya tuvo 800.000 visitantes) que en Catalunya. Y añadió: “Las polémicas por su obra en la Sagrada Família han eclipsado su producción más íntima”.

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XAVIER CERVERA En primer término, Claudia Chauchat, estatua noucentist­a, y detrás, Madame Celine, más picassiana

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