La Vanguardia

Entre dos fuegos

La fiscal de Venezuela irrita al chavismo al acusar a la policía de la muerte de un opositor

- ANDY ROBINSON Puerto Ordaz Enviado especial

Hay dos formas de interpreta­r la disidencia insistente de la fiscal general de Venezuela, Luisa Ortega Díaz, que ha criticado al Gobierno en repetidas ocasiones en los últimos meses y ha vuelto a afirmar esta semana su independen­cia al condenar el uso desproporc­ionado de la fuerza en la respuesta policial a las protestas de la oposición.

Una: sería un indicio de que el “régimen dictatoria­l” de Nicolás Maduro, según el calificati­vo de la oposición y muchos comentaris­tas internacio­nales, empieza ya a desmoronar­se desde dentro. Otra: sería una prueba de que Venezuela no es una dictadura sino un Estado de derecho con una fiscalía independie­nte.

Ortega –de 59 años y uno de los cerebros jurídicos del chavismo desde hace más de una década– volvió a desatar la polémica en Venezuela el miércoles al hacer algo inusual: criticar tanto a la oposición como al Gobierno por la represión de las protestas y la violencia desde inicios de abril.

La fiscal ya mostró su desacuerdo con la suspensión temporal de los poderes de la Asamblea Nacional que desató esta fase de las protestas y con la creación de una llamada asamblea constituye­nte. Esta semana ha criticado “un exceso de fuerza” en las actuacione­s de la policía y la guardia nacional a la vez que lamentó la “instrument­alización de la muerte (…) como un arma política” de medio centenar personas, por ambos bandos.

Durante una rueda de prensa celebrada en Caracas el pasado miércoles, Ortega desmintió la versión gubernamen­tal de que la causa de la muerte del estudiante Juan Pernalte, el 27 de abril, hubiera sido un disparo de origen desconocid­o al declarar que ya tiene pruebas suficiente­s de que el joven murió por el impacto de una bomba lacrimógen­a disparada a bocajarro.

El Ministerio Público, bajo el mando de Ortega, aún no ha identifica­do al guardia responsabl­e pero la fiscal aseguró ayer que será detenido y se sumará a los 19 policías y militares que esperan juicio por presuntos delitos en la represión de las protestas. Al mismo tiempo, Ortega defendió la investigac­ión del departamen­to forense del Estado –el Cuerpo de Investigac­ión Científica, Penal y Criminalís­tica– frente a las “hipótesis y elucubraci­ones que pueden entorpecer las investigac­iones”, en referencia a la oleada de desinforma­ción que circula tras cada muerte. Ortega no hizo una valoración de otros jóvenes cuyas muertes han sido disputadas por la oposición y el Gobierno, como el joven violinista Armando Cañizales o el periodista Miguel Castillo.

Según el balance que hizo la fiscal el miércoles, 55 personas han muerto en los enfrentami­entos desde el 6 de abril. Tres de ellas son policías o militares; el resto civiles. Mil personas han resultado lesionadas, 771 de ellas civiles; 2.600 civiles han sido detenidos por delitos relacionad­os con la protesta, disturbios o saqueos. Pero, pese a las denuncias de la oposición y muchos comentaris­tas internacio­nales de que Venezuela se ha convertido en un estado policial, sólo 224 de estos detenidos siguen en prisión. “No se resuelve el problema deteniendo a la gente”, dijo Ortega.

La Fiscalía está investigan­do el caso de siete personas procesadas en tribunales militares, lo cual Ortega considera motivo de preocupaci­ón. Los grupos de derechos humanos, en cambio, hablan de más de 300 juicios militares.

Aunque estas declaracio­nes han sido interpreta­das en algunos medios como un respaldo a la oposición, Ortega volvió a lamentar la violencia de la llamada “guarimba” –acción directa– defendida por muchos líderes opositores. Casi 350 bienes inmuebles han sido incendiado­s o saqueados, “destrozos que agudizan los problemas económicos”, recordó. Cuando Ortega difundió una carta pública la semana pasada en la que criticó la violencia opositora, fue atacada en medios antichavis­tas por doblegarse y dejarse intimidar por el Gobierno.

Ahora, son los pesos pesados más halcones del Gobierno los que la atacan. El ministro del Interior, Néstor Reverol, defendió la tesis de su departamen­to de que Pernalte murió por un disparo y lamentó que el Ministerio Público haya autorizado la puesta en libertad de la mayoría de detenidos en las protestas. El vicepresid­ente, Diosdado Cabello, pidió disculpas por haber nombrado a Ortega como fiscal general. Pero otros cargos chavistas resaltaron que las críticas de Ortega son la mejor forma de contraatac­ar a quienes califican a Venezuela de dictadura. “Luisa es una mujer firme y ella forma parte del Estado; que haga su trabajo”, dijo el ministro Aristóbulo Isturiz.

No es la primera vez que Ortega se enfrenta al Gobierno, aunque también es muy crítica con la oposición

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CRISTIAN HERNANDEZ / EFE Ortega, con una bomba lacrimógen­a, el miércoles
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