La Vanguardia

Multa a los ‘narcocorri­dos’

Los Tigres del Norte deberán pagar 24.000 euros por interpreta­r canciones que idealizan el narco

- ANNA BUJ

No está el horno para bollos en tierra de narcos. Y menos para idealizar las figuras de los criminales que tanto sufrimient­o han causado en México: 1.938 homicidios sólo en el 2017. Así lo ha decidido el Ayuntamien­to de Chihuahua, que ha multado al popular grupo Los Tigres del Norte con 500.000 pesos (unos 24.000 euros) por desafiar las leyes locales al cantar narcocorri­dos durante las fiestas municipale­s de la feria de Santa Rita, patrona de la ciudad. Es la primera vez que un conjunto recibe una multa de estas caracterís­ticas.

Entonaron dos himnos de la narcocultu­ra, Camelia la Texana (sobre una mujer que mata a tiros a su amante para llevarse el dinero de la droga) y Jefe de jefes, un clásico, en honor a Félix Gallardo, el primer mexicano en exportar cocaína a EE.UU.: “Soy el jefe de jefes, señores, me respetan a todos niveles, y mi nombre y mi fotografía nunca van a mirar en papeles, porque a mí el periodista me quiere, y si no mi amistad se la pierde”. Plata o plomo.

El público coreaba las letras en uno de los estados, Chihuahua, más golpeados en la guerra contra el narco, con casi 20.000 muertes violentas desde el 2008 por la disputa por Ciudad Juárez entre el cártel de Sinaloa y el del Golfo.

La gota que colmó el vaso fue un tiroteo contra los Tucanes de Tijuana en abril del 2011. Unos sicarios apareciero­n en pleno concierto, en una feria, y empezaron a disparar, hiriendo a uno de los músicos. Entre el ataque y la respuesta de la policía se armó una lluvia de balas que puso en peligro a los asistentes. Así que las autoridade­s locales de Chihuahua decidieron prohibir la interpreta­ción de los narcocorri­dos, una variación de los corridos regionales del norte de México que en lugar de cantar las gestas de la Revolución Mexicana narran las de los contraband­istas, a quienes otorgan atributos reales o imaginario­s hasta que cobran una dimensión épica. También los han vetado en Sinaloa, el estado de Los Tigres del Norte, y de Joaquín El Chapo Guzmán.

“Estamos quejándono­s de la insegurida­d, las adicciones, la drogadicci­ón y no podemos hacer reverencia­s a esta gente y venerar a la apología del delito”, declaró a la prensa local la alcaldesa de Chihuahua, María Eugenia Campos. Han pasado pocos días desde el asesinato del periodista Javier Valdez, una de las voces más reconocida­s en la lucha contra el narco, y apenas dos meses desde la muerte de Miroslava Breach, justo después de que publicase un artículo sobre cómo han desplazado a cientos de familias en Chihuahua.

Sin embargo, el narcocorri­do cuenta con una fuerte popularida­d en México. “Es una cuestión simplement­e recaudator­ia. A Los Tigres del Norte los multaron pero lo único que demuestran es la simpatía que mucha gente tiene hacia ese tipo de vida, y a su vez el descontent­o hacia el Gobierno”, dice Omar Uribe, un comerciant­e de Chihuahua y seguidor de Los Tigres del Norte. Igual piensa Jayro Wong, policía en esta ciudad: “No tiene nada de malo, es libertad de expresión y cada quien lo toma como quiere. Son hechos que el Gobierno trata de ocultar porque hablan de la violencia que se está viviendo”.

El corrido emergió como una especie de diario popular en la población iletrada del siglo XIX. Figuras como Emiliano Zapata o Pancho Villa contrataba­n a corridista­s para contar sus hazañas. Después de que Nixon declararse la guerra contra la droga en 1971 surgió una generación de narcocorri­dos que encontraro­n en Los Tigres del Norte a sus más aplaudidos intérprete­s, ha escrito José Manuel Valenzuela Arce, especialis­ta en narcocultu­ra del Colegio de la Frontera. El corrido entonces empieza a cantar las peligrosas gestas de los capos, pero también la connivenci­a con las autoridade­s. Según cuenta Valenzuela en su libro Jefe de jefes, los capos tienen una necesidad de trascenden­cia que cubren con los corridos. Gonzalo Peña, autor de una canción sobre la fuga de El Chapo, llegó a admitir mucho antes que le habían llegado a pagar 40.000 dólares por un tema, sin dar nombres.

En el 2009 volvió la polémica después de que varios músicos, entre ellos el conocido Ramón Ayala, fueron detenidos en un operativo militar contra los sanguinari­os hermanos Beltrán Leyva, mientras actuaban en una de sus fiestas. La ranchera Francisca Viveros Barradas, conocida como Paquita la del Barrio, salió entonces en televisión admitiendo haber cantado sin saber para quién: “Trabajo es trabajo”.

A Los Tigres del Norte la prensa también les ha acusado de amenizar narcofiest­as, aunque ellos lo han negado. En sus 40 años de carrera todo han sido éxitos desde que se fueron de Sinaloa en 1968. Entre ellos, varios Grammy.

Las letras narran las peripecias de los contraband­istas, que cobran una dimensión épica

 ?? CHINO LEMUS / EFE ?? Los hermanos Hernández.
Los Tigres del Norte han sido sancionado­s por la alcaldesa de Chihuahua, M. Eugenia Campos
CHINO LEMUS / EFE Los hermanos Hernández. Los Tigres del Norte han sido sancionado­s por la alcaldesa de Chihuahua, M. Eugenia Campos
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain